El Festival de Cine de Castilla-La Mancha (Fecicam) alcanzó ayer su última sesión de proyecciones para el público con las obras que concursan en esta séptima edición en las categorías de cortometrajes, videoarte y videoclips que incluyó el último estreno del Festival, el corto Noppera-Bo, de Alejandro Rutz.

El director declaró que le apetecía mucho abordar el terror y explicó que se trata de una película que aborda un mito que puede dar miedo a todos, como es «perder la propia identidad».

La velada se cerró con Familia feliz, el corto de los ciudadrealeños de Hemocianina Marina González y Pedro Donate sobre una niña, Leonor, que tras quedarse huérfana queda a cargo de sus tíos. Se trata, según explicó González, de una pieza de humor negro con tintes de thriller y temática social sobre «las personas con falta de corazón que sólo quieren a sus familias por interés». González hizo doblete en la sesión de ayer con el videoclip Hombres máquina, que traslada al espectador a un futuro post-apocalíptico donde los cyborgs han sustituido a los hombres y el pensamiento único se ha impuesto como modo de vida.

La sesión de ayer tuvo un contenido muy variado, incluyó la proyección de tres cortometrajes de Castilla-La Mancha, Denominación de Origen: La Tierra de Dorian Sanz,  ¿Cómo se dice? de Fran Gil; y Familia Feliz de Marina González y Pedro Donate, que fue el que cerró la velada. Aunque el mayor peso recayó sobre los cortos nacionales con Turno de noche de Vicente Ruiz de Consuegra, Un mal trago de Mireia Juárez, Classmate de Javier Marco, Apolo 81 de Óscar Bernácer, Naturales de David Ulloa y Locas de Gabriel Beitia

Además se incluyeron dos obras de videoarte regional, Trust de Alejandro Rutz y Still Shining de Ramón Verdugo. En el apartado de videoclip se incluyeron cuatro de la Sección Oficial, Déjalo de David Sánchez; Of a Thousand Suns de Lalo Davia;  The Big Black Wolf de Adrián Langreo y Hombres máquina de Marina González; en tanto que el apartado nacional lo componían dos títulos, Y rozar contigo de Alberto Evangelio y  Abisinia de Joan Martorell.