Blanco caminar de La Flagelación

Diego Farto / Ciudad Real
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Un largo cortejo acompaña las imágenes de Jesús de la Bondad y María Santísima del Consuelo en su estación de penitencia

Las túnicas blancas de la Hermandad de la Flagelación dibujaban dos largas hileras a que avanzaban hacia la puerta de la Umbría de la iglesia de San Pedro, donde aguardaban los representantes de las hermandades con sede canónica en este templo. Cuando todavía faltan algunos minutos para que la Agrupación Musical Discípulos de San Juan, de Puertollano, que abría la marcha, girase en la esquina de las calles Conde de la Cañada y Lanza, los alrededores de la iglesia ya estaban abarrotados de público al igual que todas las vías por las que avanzaba la comitiva que acompaña a Nuestro Padre Jesús de la Bondad y María Santísima del Consuelo.

La Hermandad de la Flagelación salió a realizar su estación de penitencia en una tarde sin dudas ni amenazas en forma de lluvia, con un larguísimo cortejo dividido entre el tramo del paso de misterio, con cirio morado, y el del palio, con cirio blanco.

También había una considerable expectación en la calle Quevedo donde se encuentra el guardapasos y donde se inició el recorrido. Para satisfacción de quienes aguardaban, el portón giró puntual sobre sus bisagras, a las 19.00 horas, para dar paso a la cruz de guía y detrás de ella a los integrantes de una de las hermandades más numerosas de la Semana Santa de Ciudad Real.

La maniobra de salida, ejecutada por los costaleros a las órdenes de José Luis Serrano, recibió como respuesta del aplauso del público y el saludo musical de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Prado-La Pasión, que se situó por detrás del paso con la imagen principal tallada por Fernando Castejón.

Una vez que el paso estuvo en la calle, la atención se centró en el respiradero trasero, tallado por Francisco José Rodrigo Verdugo, una obra con enroscados vegetales y molduras que permite intuir ya por donde irá el aspecto del conjunto cuando esté completo. Otro estreno fue el de la marcha Costaleros de Bondad, compuesta por Alejandro González Cruz.

Los niños que prácticamente abren el tramo del paso de María Santísima del Consuelo fueron también objeto de interés, algunos ya se centraban en la marcha conscientes de la seriedad del momento, pero los más simplemente mostraban su gesto infantil mientras un adulto les lleva de la mano, en brazos o  en una sillita de paseo.

Pero si la salida de la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Bondad mientras es lacerado por los sayones romanos, creó expectación, aún fue mayor en el caso del paso de la Virgen del Consuelo. De modo que una vez que la talla de Ramos Corona se encontró sobre la calle Quevedo el aplauso fue aún más vigoroso, mientras que los honores musicales correspondieron a la Agrupación Musical Mozart, de Aldea del Rey.

La maniobra realizada a las órdenes de José María Pastor, tanto en la salida como en el giro para embocar por la calle Quevedo, se ejecutó con fluidez a pesar de la dificultad y permitió a los espectadores contemplar el delicado rostro de la Virgen del Consuelo.

A partir de ahí, un largo recorrido para los hermanos y costaleros, pero también para buena parte de los espectadores, de modo que algunos de los rostros que seguían expectantes la salida estaban después frente a la iglesia de San Pedro, en la plaza Mayor y así hasta después de la medianoche de un Miércoles Santo pleno.