Miguel Lorente pide «invertir para invertir» la cultura machista en España

latribunadeciudadreal.es
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La necesidad de invertir la situación de desigualdad que la cultura machista se encarga de perpetuar centró la ponencia de Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género, en el VII Curso de la Escuela de Ciudadanos de Manzanares. En su intervención, apostó por «una educación crítica» y por «el compromiso personal» como herramientas fundamentales. Hay que «invertir para invertir la situación», afirmó ante las 200 personas que se dieron cita en el castillo de Pilas Bonas.

En una brillante conferencia apoyada en anécdotas, datos y numerosos recortes de prensa proyectados en una pantalla, Miguel Lorente logró remover conciencias, sobre todo del público masculino, respecto a la situación de desigualdad que existe y con la que no se acaba por la propia dinámica de la cultura machista dominante. «El hombre de hoy es diferente al de hace 50 años, pero puede seguir ejerciendo su posición de dominio en la pareja», opinó.

Para este profesor titular de Medicina Legal de la Universidad de Granada, «el machismo es cultural y juega unas trampas que le permiten durar siglos, al convertir la desigualdad en normalidad», lo que acarrea consecuencias como la violencia de género. Esta lacra tiene una prevalencia del 23 por ciento en todo el mundo «debido a esa cultura machista que impregna el planeta» y que, según el ponente, hace que este tipo de violencia «esté instaurada dentro de lo normal».

Según expresó, más de la mitad de los homicidios de mujeres que ocurren a nivel mundial son a manos de sus parejas o exparejas. Las 70 asesinadas al año en España «no son hechos puntuales», declaró al tiempo que lamentó que, «ante esta dramática realidad no exista una reacción social, a diferencia de lo que pasa si el muerto es un hincha ultra de un equipo de fútbol».

Indicó que «la cultura se ha cimentado únicamente en la visión de los hombres, y no ha incorporado la experiencia de la mujer, por lo que no es una cultura fruto del conocimiento común de hombres y mujeres sino una semicultura, una hemicultura» que explica por qué las mujeres «han estado relegadas y sometidas al control del hombre, que siempre ha tenido una posición de reconocimiento añadido en cualquier contexto».