La Garganta se convierte en la morada de linces salvajes desde hace más de 30 años

A. Pobes
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La finca del duque de Westminster conserva una importante población de linces que ha ido incrementándose con el nacimiento de ejemplares gracias a la buena gestión cinegética

Con rasgos similares al gato pero de mayor tamaño y orejas puntiagudas, el lince ha vuelto a recorrer Sierra Madrona y los Montes de Toledo gracias al proyecto europeo Life+Iberlince, con un presupuesto de algo más de 34 millones de euros, aunque por pocos es sabido que desde hace más de tres décadas habita en la finca La Garganta, una de las de mayor renombre de la provincia e incluso de Europa, por ser el lugar elegido por importantes personajes del mundo de la realeza y de la vida social para practicar la caza.

Propiedad del conde Westminster y ubicada en el término municipal de Almodóvar del Campo pero muy próxima a Fuencaliente, sus 16.000 hectáreas han sido, desde hace ya tres décadas, el lugar elegido por el lince salvaje, que ha visto este lugar como el más apropiado para criar y desarrollarse. De hecho, y tal y como cuentan fuentes cercanas a los gestores de La Garganta, la finca cuenta ya con varias familias de este felino y «en las últimas décadas se está produciendo un incremento de la población de la especie con el nacimiento de numerosos ejemplares», apuntan con satisfacción las mismas fuentes al considerar que «albergar una de las especies más amenazadas del mundo» es motivo de «orgullo» para la propiedad.

El hecho de que la finca sea una de las moradas más importantes para el lince salvaje, protegido desde 1966, no es fruto de la casualidad sino de la «buena gestión cinegética y medioambiental» que ha llevado a conseguir el reconocimiento de la propia Unión Europea a través de numerosos premios y certificados de calidad al considerarla como «una de las fincas más importantes de toda Europa desde el punto de vista ambiental». Por ello, no es de extrañar que el lince haya elegido La Garganta para convertirse en su hábitat.

En su gestión ha puesto también especial atención la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, que desde el año 2009 lleva suscribiendo con la propiedad un convenio de cara a proteger y conocer más esta especie y determinar, por ejemplo, el número de linces que puede congregar la finca, hasta ahora desconocido por las dificultades que supone situar una cifra exacta o apuntar su procedencia, pues «son linces salvajes, y por lo tanto no tienen collar GPS. Animales que han nacido y se han criado en la finca, por lo que son muchas las generaciones que conviven en el predio», subrayan.

El convenio «no lleva coste alguno para el Gobierno regional al asumir la propiedad todas las actuaciones que se reflejan en el mismo y que van dirigidas a la conservación de las distintas especies». El objetivo, recalcan, es poner en valor la labor que desde la propiedad de esta finca se viene realizando desde hace décadas en la gestión de patrimonio natural, especialmente es las especies protegidas como es caso del lince ibérico. Pero no es la única. En sus aproximadamente 16.000 hectáreas conviven junto con el felino otras muchas especies como la cigüeña negra, el buitre negro o el águila imperial por poner algunos ejemplos de las especies más significativas. Un catálogo de vertebrados que llega a las 234 especies y que alberga diferentes hábitats «en un excelente estado de conservación gracias a un modelo de gestión totalmente sostenible», y que ha sido merecedor de reconocimientos y premios de prestigio nacionales e internacionales.

Aunque uno de los objetivos principales de la gestión es la actividad cinegética, ésta ha contribuido a conseguir una importante mejora medioambiental, ya que abundan piezas de caza menor que han ayudado también en la integración de especies protegidas como el lince salvaje: «Si no hay conejos ni perdices, difícilmente puede haber poblaciones de lince o de águila imperial». Especies emblemáticas, argumentan, que sólo están en aquellas zonas o explotaciones donde existen esa ‘población’ de caza menor, algo de lo que muy pocas fincas pueden presumir. De momento, lo hace La Garganta, desde donde continuarán trabajando por seguir siendo una de las fincas ambientalmente más importantes de toda Europa.