Entrevista a Cristina y David de la Joven Compañía Nacional

M. Sierra
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«Estar en la Joven Compañía Nacional es un regalo porque hemos trabajado con gente de una talla increíble»

Llevan tres años preparándose para convertirse en los futuros guardianes de los textos y los personajes que un día crearon Calderón o Lope de Vega.  Su meta es hacerse un hueco en el templo de los áureos, la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Pero son conscientes de que esa puerta de manera oficial sólo la atravesarán algunos de los actuales miembros de la Joven Compañía de Teatro Clásico a la que por el momento pertenecen.  También saben, que  los que no entren cuentan con la formación adecuada y  la experiencia para salvaguardar aquellos versos desde otras plataformas, otras compañías igualmente necesarias para conseguir que la maquinaria del teatro clásico siga funcionando y no se pierda ni una sola de sus palabras, ni un solo de sus versos, ni de sus carcajadas, ni de sus  aplausos. Cristina Arias y Jimmy  Soto, son dos de los más de 30 actores y actrices que conforman el plante de la joven. En la noche de ayer hacía sus última función en Almagro, en calidad de miembros de la CNTC.

Su despedida de esta etapa en el Festival de Teatro Clásico de Almagro la han hecho por la puerta grande,  haciendo suyo el Patio Fúcares, primero con Los empeños de una casa, y después, La dama boba. No saben cuál será su futuro una vez que terminen esta «maravillosa» aventura, pero tienen claro que el teatro estará dentro de ese futuro. Su primera vez en Almagro,  tuvo lugar en el Corral de Comedias, hace dos años, con el montaje Pedro de Urdemalas. Recuerdan ambos esbozando una sonrisa. La segunda, confirmaba la formación de estos jóvenes para dedicarse al clásico de la mano de una Fuente ovejuna que puso en pie al patio de butacas.  

David Soto Giganto es de fácil sonrisa, tiene 31 años, y siempre tuvo claro que quería ser actor. Por eso entró en la Escuela de Arte Dramático del Principado de Asturias en Gigón, de no hacerlo, habría sido profesor de inglés. Recuerda que su primera obra a nivel profesional fue Planeta joselín, de a Apache Producciones. Fue el protagonista.

Cristina Arias Díaz se muestra segura de sí misma, aunque no tiene tan claro qué día o en qué momento decidió que se dedicaría a esto. Tal vez porque «desde siempre tuve muy claro que era lo quería hacer». Como Soto, es de León, y esa realidad les llevó a compartir aventura en la Escuela de Arte Dramático de Gijón. «Hemos tenido casi una vida en paralelo» alegan al unísono, desde la complicidad que da llevar tres años trabajando juntos día tras día. Lo curioso, es que esas vidas no se cruzaron hasta que decidieron probar suerte en el clásico. De no ser actriz, habría hecho algo de la rama de trabajo social.

¿Cómo llegasteis a la Joven? ¿Era algo que teníais previsto?

David Soto (D. S.): Cuando me enteré de la prueba estaba en Inglaterra, haciendo una gira de teatro en español, decidí que era la oportunidad de volver a España y además hacerlo con una compañía de gran envergadura. La prueba llegó justo en el momento en el que estaba cansado de ir dando tumbos de un lado para otro.  

Cristina Arias (C. A.): Yo me presenté a la prueba por la insistencia de una amiga, porque tenía muy claro que no me iban a coger. Venía del contemporáneo. Hice la prueba, me cogieron y aquello me pareció un regalo.

¿En qué consiste esta prueba?

D. S.: Recuerdo que nos presentamos  unos mil actores a la convocatoria. Y de ahí hicieron una criba de unas 150 personas, si no me equivoco, que pasaron a la prueba de audición, a la que había que presentarse con dos monólogos  ante un jurado.

C. A.: Y después de esto nos cogieron a unas treinta personas y nos hicieron tres semanas de formación, de lunes a sábado, con clases de cuerpo, de voz, de interpretación. A partir de ahí se montaron unas escenas para una muestra final de la que debería haber salido la cuarta promoción de la joven que es la nuestra. Nosotros tuvimos suerte, porque cogieron más personas de lo habitual, ya que se hicieron dos elencos.

 

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