La denominación de origen de vinos (DO) Valdepeñas será la primera del país que incluirá en la información de las contraetiquetas de las botellas de vino blanco la variedad utilizada para su elaboración. Así lo anunció ayer el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, quien precisó que esta medida, que garantiza aún más la trazabilidad del vino, se aplicará por primera vez con los primeros vinos blancos que se elaboren con la uva de la próxima campaña de vendimia y que saldrán al mercado en noviembre. «Es una constatación evidente del compromiso de productores e industriales de cumplir los compromisos adquiridos hace unos dos años», comentó Martínez Arroyo, quien mostró su satisfacción «por haber recorrido este tiempo juntos» y por el compromiso que están demostrando los bodegueros, las cooperativas y los viticultores.
Según el consejero, esta iniciativa supone «un esfuerzo enorme y una apuesta por la calidad que los consumidores van a agradecer» y añadió que la posibilidad de que se extienda al resto de denominaciones de origen de Castilla-La Mancha dependerá de cada una de ellas, puesto que «tienen autonomía para tomar decisiones».
Martínez Arroyo hizo este anuncio antes de participar en la reunión mantenida con la junta directiva de la DO Valdepeñas para analizar la situación del cultivo de la vid en la región y las perspectivas de producción en la campaña de vendimia que se avecina. Al respecto, aseguró que las perspectivas son muy positivas porque se prevé una vendimia, con un rendimiento parecido a la media de las campañas que se registran en la comunidad autónoma y recordó que los mercados internacionales que el año pasado «fueron muy, muy positivos, para los vinos de Castilla-La Mancha». «Hemos sido capaces de llegar a cualquier rincón del mundo batiendo récords de exportación cada año, debido a que estamos vendiendo vino embotellado y con denominación de origen, aspecto en el que la de Valdepeñas es un ejemplo porque solo sale producto embotellado, que es el que aporta mayor rentabilidad, valor añadido y futuro para el sector», subrayó.
Asimismo, abogó por diferenciar el pago de la uva con arreglo a la calidad, por reducir el rendimiento productivo en la región y por orientar la reestructuración del viñedo a las variedades más demandadas por los consumidores tanto en volumen como en precio, especialmente en este último aspecto.