Muchos rumanos han regresado a su país empujados por un aumento del paro que ha azotado a este colectivo. En este sentido, el cónsul de Rumanía en Castilla-La Mancha y Extremadura, Valerian-Liviu Popa, asegura que, aunque el consulado no tiene mucho que ver con «un proceso de retorno que es voluntario», «Rumanía, siendo un país en vías de desarrollo, necesita mucha mano de obra». «También hay programas de apoyo a jóvenes emprendedores y para aquellos que optan por buscar una salida laboral en el campo y la industria agroalimentaria», según expone.

Valerian-Liviu Popa explica que «en el Consulado no ha bajado el número de gestiones (unas 80 diarias sin contar con cerca de un centenar de llamadas)», pero es consciente de que «son un diez por ciento menos de rumanos en un año en la provincia, que está por encima de la media nacional (-8,6%)». «En Extremadura el descenso ha sido mucho menor que en Castilla-La Mancha», afirma, remarcando que «no sabemos quiénes son». En este sentido, recuerda que «la población rumana es muy joven (31 años de media) y no sabemos si es la que se ha movido, también a otros países de Europa, o por contra, se trata de de sus abuelos, que vinieron a vivir con sus hijos en tiempos de bonanza económica y que ahora, dadas las circunstancias, deciden regresar».