Sentir flamenco más allá del 'quejío'

Diego Farto
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La profesora del Real Conservatorio de Madrid Lola Fernández Marín encontró un motivado grupo de alumnos en Ciudad Real

Lola Fernández Marín, profesora de Música de Tradición Oral en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, reconoció a La Tribuna la «grata sorpresa» que le produjo hallar en los alumnos de Ciudad Real «un interés y unas ganas de aprender flamenco con un nivel excelente», además de lo que calificó de «un trabajo de grupo estupendo». Esta especialista, ha impartido en el centro manchego un taller de dos días que concluyó el pasado viernes.

Las sesiones, de mañana con los profesores y por las tardes con los alumnos, propiciaron la confluencia sobre el escenario del auditorio de intérpretes que van más allá de la guitarra y la percusión. De modo que se formó una pequeña orquesta en la estaban presentes el violín, la flauta travesera, la marimba, el contrabajo o el piano, por citar algunos casos. La profesora de Piano del Conservatorio Marcos Redondo y coordinadora del taller, Águeda de Haro, comentó que cuando se convocó esta actividad, «lo que buscábamos era que se acercara el mayor número de instrumentos posibles». De esta forma afirmó que «este es un taller magnífico para todos los alumnos».

La orquesta flamenca. A propósito de esta diversidad instrumental, Fernández Marín precisó que «suena muy bien, hay sonoridad, que es extraacadémica, como si dijéramos», en referencia a que ya no es una novedad. «Hace mucho tiempo que ya hay grupos flamencos que están tocando por ahí con gran variedad de instrumentos y músicos especializándose en flamenco, violines, violonchelos», hasta el punto de afirmar que «las instituciones académicas van por detrás de eso». De esta forma, precisó que en un conservatorio «instrumentistas que no son guitarristas no tienen oportunidad de tocar flamenco con su instrumento, porque el plan de estudios que se le ofrece se centra en la música clásica».

De Haro justificó la aportación de la profesora Fernández Marín, con la que coincidió varios años en Madrid, de la que señaló que «transformó a los alumnos de ese conservatorio en su visión del lenguaje musical», una asignatura que puede ser aburrida para los intérpretes de un instrumento y al mismo tiempo consiguió que «vieran el flamenco como una música viva».

De Haro señaló que la organización de este taller ha permitido descubrir que en la ciudad «hay un montón de gente interesada en el flamenco. Nos han llamado alumnos que son aficionados, que están haciendo cursos de flamenco en escuelas y academias que nos mostraban su interés por asistir aunque no tuvieran grandes conocimientos musicales».

Fernández Marín, que antes de llegar a su actual plaza en la capital de España fue catedrática en Murcia y Córdoba de Flamencología y Guitarra Flamenca, realiza este tipo de talleres en otras ciudades, en las que comenta que «hay sitios en los que tengo que comenzar desde lo más básico, pero aquí me he encontrado con que saben perfectamente de lo que hablo y sólo lo tienen que aplicar», refirió antes de detallar que «me he encontrado con algunos instrumentistas que tienen bastante cultura para improvisar sobre esa estructura flamenca».

Entre los alumnos que asistieron a este taller se encontraba Iván Jiménez, cuyo instrumento es la flauta. Este joven reconoció a este diario que «el flamenco desde siempre me ha gustado mucho, me transmite sentimiento», al tiempo que se tomaba su participación en esta actividad como un homenaje a su abuelo, «que trabajaba en el campo y cantaba muchos fandangos y lo hacía muy bien».