Herrera: más presos y menos personal

Pilar Muñoz
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Un funcionario por cada 39 reclusos complica la tarea de vigilancia en el penal manchego cuyos funcionarios mantienen las medidas de presión como la manifestación del lunes en Madrid

Herrera: más presos y menos personal

Los trabajadores de prisiones adscritos a la cárcel de Herrera de La Mancha siguen peleando en la calle para conseguir más personal tras denunciar que faltan al menos 28 funcionarios atendiendo a la relación de puestos de trabajo.

Según los datos facilitados a este diario, en Herrera de La Mancha tendría que haber 226, pero la dotación es de 198, siendo once los que se encargan del control de los presos dentro del penal. Actualmente hay ocho grupos de 11 funcionarios para cubrir los tres turnos (mañana, tarde y noche). Una cifra que se antoja pequeña sobre todo cuando el número de presos se ha elevado a 430, lo que representa 39 por funcionario.

El déficit de personal es una de las denuncias de los sindicatos más representativos de los trabajadores de prisiones (Acaip, UGT, CSIF, CCOO) que el lunes volvieron a protagonizar una multitudinaria marcha en Madrid. Fueron hasta las sedes de los cuatro partidos políticos, un grupo a la del PP y Ciudadano y otro a la del PSOE y Podemos. Después volvieron a juntarse para marchar unidos hasta la sede del Ministerio del Interior para volver a reiterar sus reivindicaciones y  pedir una reunión para desbloquear el grave conflicto en prisiones. Fernando Grande-Marlaska sigue «haciendo oídos sordos» y los  trabajadores de prisiones están dispuestos a continuar la lucha para conseguir el personal que se necesita en las cárceles, una «justa igualdad salarial» y la consideración de agentes de la autoridad para poner freno a las agresiones de reclusos a funcionarios.

Desde Acaip aseguran a La Tribuna que van a continuar con las mesas informativas y las medidas de presión como las concentraciones. En enero decidirán si van a una huelga o un encierro indefinido. La situación en cárceles como  la de Herrera de La Mancha es tensa y los riesgos van en aumento porque la población reclusa se ha incrementado y el número de funcionarios es cada vez menor habida cuenta de que no se cubren las vacantes por fallecimiento, jubilación o enfermedad.

 

 

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