Los familiares de alumnos con Asperger proponen un plan de intervención para su desarrollo

Raquel Santamarta
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El protocolo, cuyo fin es evitar el fracaso escolar, incluye la supervisión de un adulto en todo momento, el análisis de sus habilidades y dificultades y la supresión de metáforas e indirectas

Varios alumnos esperan el inicio de las clases en los pasillos de un instituto de la capital. - Foto: Rueda Villaverde.

La Asociación Asperger Castilla-La Mancha ha diseñado un protocolo de intervención con alumnos con este tipo de  trastorno del espectro autista (TEA) que, en los próximos días, tiene previsto hacer llegar a la Consejería de Educación, Cultura y Deportes. Así,  tras dotar a sus hijos el curso pasado de una grabadora para registrar su desamparo en los institutos, las familias han decidido proponer a la Junta de Comunidades un plan destinado a protegerles con el objetivo último de evitar su fracaso escolar.

Su incapacidad para interpretar las intenciones de los demás, su falta de función ejecutiva y su escasa inteligencia emocional les convierten en un blanco fácil para la marginación y el acoso. «Es imprescindible que estén supervisados por un adulto en todo momento», asegura Frank Spain, presidente de esta organización. No obstante, matiza que «no se trata de establecer un vigilante personal, sino de que los profesores de nuestros hijos estén pendientes de ellos también en los pasillos». «En Primaria lo hacen muy bien, pero al llegar a Secundaria la responsabilidad de su tutela hace aguas», apostilla.

Se estima que la prevalencia de Asperger es de seis a dieciséis casos por cada 10.000 menores. En la provincia de Ciudad Real, el Gobierno regional tiene registrados en las distintas etapas educativas un total de 23 alumnos con este trastorno generalizado del desarrollo, tres más que el curso pasado. En el conjunto de la región, el número de menores identificados por Educación asciende a 86.

Por su parte, la Asociación Asperger Castilla-La Mancha ha recabado información instituto a instituto y ha llegado a la conclusión de que sólo en Ciudad Real hay 33 adolescentes ‘fichados’ en la ESO, «sin contar con los niños que habrá en Primaria». A ellos hay que sumar otros 32 en Albacete, 12 en Cuenca, 11 en Guadalajara y 28 en Toledo: un total de 116.

«Cada chico con un trastorno del espectro autista es diferente. El centro debería averiguar, a través de los padres y de su informe psicológico, en qué áreas tiene dificultades», expone Spain. Es decir, si es una dispraxia ( también conocida como «síndrome del niño torpe») lo que le impide trazar una línea con un bolígrafo; si es una discalculia la que le complica la vida al procesar la información numérica y las operaciones matemáticas; o si presenta una comorbilidad como, por ejemplo, la epilepsia. «Es fundamental que el cuerpo de profesores sepa lo que no son capaces de hacer», precisa presidenta de la Asociación Asperger Castilla-La Mancha. (Más información en la edición impresa)