«El realismo es el arte menos arrogante y más cercano al hombre»

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Antonio López regresa hoy al Thyssen en una exposición que canoniza a los 'Realistas de Madrid' y que califica como un «regalo»

«La gran aportación del realismo del XX, del nuestro y del americano más que del europeo, es una forma de acercamiento al ser humano y un despego de un arte elitista», dice en una entrevista Antonio López, que regresa hoy al Thyssen en una exposición que canoniza a los «Realistas de Madrid». «Esta exposición me parece un regalo, especialmente en este momento de crisis en que estamos y en un sitio como este y creo que viene muy bien para ver lo que ha pasado en el arte, no solo en la figuración», afirmó durante la entrevista en su casa el gran maestro, uno de los dos artistas vivos más cotizados en el mercado internacional.

Le hace ilusión a Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real 1936) volver a ver la obra de todos juntos y exponer con Mari, la pintora María Moreno (Madrid 1933), su esposa. El grupo, el «menos narcisista» de todos los que surgieron -él asegura que nunca existió- fue bautizado por la crítica como Realistas de Madrid. «Todos los grupos han durado poco, menos los Rolling Stones, que siguen ahí», dice con humor.

Ellos llevan 60 años de amistad bien trabada entre el escultor Julio López Hernández, su esposa ya fallecida, la pintora Esperanza Parada; su hermano, el también escultor Francisco López, casado con la pintora Isabel Quintanilla, y Amalia Avia, pintora esposa del abstracto Lucio Muñoz. El arte es un misterio, afirma Antonio López. Eso no impide que hayan deseado ser entendidos.

«Esa voluntad de acercamiento al hombre, me parece que ocurre pocas veces, la veo como un valor y la veo en el arte español y en la generación del 98: la falta de arrogancia, que no es humildad, es otra cosa, es una forma de dignidad. Tenemos más que ver con la Generación del 98 que con la del 27, mas arrogantes, con la actitud de un Dalí, con la extravagancia como virtud, que ha sido muy valorada no ya en el 27, sino en general en el arte», dice.

Para Antonio López esta vuelta al Thyssen con el grupo de realistas, es inesperada y cierra un círculo. Antonio López volverá a ver ahora después de cincuenta años el óleo El cuarto de baño (1966), propiedad de un artista abstracto norteamericano y Lavabo y espejo» (1967), cedido por el Museum of Fine Arts de Boston. Dos obras que no estuvieron en la retrospectiva de 2011 y que ha querido traer Guillermo Solana, director del museo y comisario de la exposición con María López, hija del artista.