Siete detenidos por enviar armas al Estado Islámico como ayuda humanitaria

AGENCIAS
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Los radicales, capturados en Alicante, Valencia y Ceuta, mandaban material militar a los yihadistas de Siria e Irak como si fueran víveres

Siete supuestos terroristas fueron detenidos ayer por la Policía, en un amplio operativo desarrollado en Alicante, Valencia y Ceuta, por su presunta vinculación con los grupos extremistas Estado Islámico y Al Nusra. Los arrestados están acusados de suministrar dinero, equipos electrónicos y de transmisiones, armas de fuego y elementos destinados a la fabricación de explosivos a estas organizaciones, mediante cargamentos que simulaban llevar ayuda humanitaria a las zonas de conflicto. 
Los presuntos terroristas (cinco de ellos españoles, aunque de origen sirio, jordano y marroquí), introducían estos materiales en contenedores cerrados que luego eran enviados por mar, según explicó el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz. 
Además, el líder de la red mantenía «constantes relaciones con un integrante de Daesh» y, en alguna ocasión, también le solicitó que captase a mujeres para casarlas con miembros de la organización terrorista en Siria. 
La operación que condujo al desmantelamiento del aparato logístico de los terroristas fue desarrollada por la Policía Nacional, que llevaba investigando su actividad desde 2014, mediante 12 entradas y registros en los domicilios y locales donde se realizaban las actividades ilícitas. 
Tal y como señalaron los agentes, el grupo capturado «se caracterizaba por la perfecta organización de sus miembros y por la distribución de sus cometidos especializados entre sus integrantes» y formaba parte de un «aparato logístico estable y plenamente desplegado». 
Los detenidos venían actuando «desde hace tiempo en varios países de Europa» y finalmente se habían «asentado de forma estable y definitiva en España», donde además de abastecer de material militar a los terroristas, llevaban a cabo actividades de financiación y blanqueo. En cuanto al funcionamiento y la dirección de la organización, la Policía explicó que la ejercía un solo miembro, «basándose en la confianza, en intereses compartidos y en un ideario radical afín». Este líder, que también fue detenido, centralizaba toda la actividad a través de un complejo empresarial que le permitía realizar los envíos.
 
Mayor presión. En este sentido, Fernández Díaz valoró que la presión militar ejercida en Siria e Irak tiene como consecuencia que las organizaciones terroristas hayan «incrementado sus necesidades de abastecimientos no solo de combatientes, sino también de suministros tecnológicos, armamento y equipamiento militar». 
«No solo luchamos contra la radicalización sino también contra comandos que planeaban captar, entrenar y desplazar a personas a zonas de conflicto», apostilló.