Héroes sin protección

HIlario L. Muñoz
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Ronald Lamela solicitó la protección internacional que finalmente le negaron, aunque ahora está a semanas de tener la residencia por arraigo

Solicitar la protección internacional no implica su concesión, se proceda de donde se proceda o haya detrás la historia que haya, incluida la persecución política. Esto lo sabe bien Ronald Lamela, un venezolano que reside en Ciudad Real desde hace casi tres años y que pidió un refugio que le denegaron. «Me negaron el asilo porque faltaban más evidencias y eso ya no me lo puedo traer», comenta el ahora ciudadrealeño, quien no puede sacar más documentación del país ni tampoco se la puede enviar la familia que dejó allí. Lamela recuerda que los venezolanos son un pueblo capaz de «salir adelante, a triunfar» y que su país fue un territorio en el que tuvieron de todo.

El camino que le condujo a dejar Venezuela comenzó al entrar en política, primero en las juventudes del chavismo y después en Acción Democrática, la oposición. Detrás del cambio hubo un viaje a las zonas rurales donde el hambre acechaba a la población y críticas a los dirigentes del partido en un blog. Al final recibió llamadas amenazantes, le cerraron la web y finalmente decidió huir a Panamá. «Les dije a los políticos me duele ver al pueblo así, ustedes no están haciendo lo que dijeron y me amenazaron», argumenta Lamela, que residía en Barinas. Tenía 27 años y fue su madre Lenny Castillo, residente desde antes de la crisis en España, la que le compró el billete para salir con lo puesto a Panamá. Allí vivió un tiempo con lo que obtuvo de vender sus cosas y finalmente optó por acudir a España.

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