El luto da paso a la Esperanza

M. Chaves
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La salida de la Hermandad de la Soledad se convirtió en el mejor prólogo posible para la Resurrección y en una de las pocas noticias positivas para los cofades de Ciudad Real en una Semana Santa marcada por la lluvia

Imagen del palio de La Soledad. - Foto: Pablo Lorente

El Sábado Santo, aunque marcado por el luto, se encargó de llevar algo de luz a unos cofrades de Ciudad Real que ansiaban ver la salida de la Soledad después de una Semana Santa eclipsada por el mal tiempo. De esta forma, sólo había que echar un vistazo por los alrededores de San Pedro para ver como la muchedumbre llenó las calles de una ciudad volcada con una de las pocas cofradías que no tuvo que alzar la vista al cielo en los minutos previos al inicio de su estación de penitencia.
De esta forma, y pocos segundos después de que las campanas tocasen las ocho de la tarde, las puertas de San Pedro se abrieron para dar paso a la cruz de guía de una corporación en cuyo cortejo se dieron cita tanto nazarenos de  negro riguroso como mujeres ataviadas con las tradicionales mantillas en un claro ejemplo de lo que representa una jornada en la que Cristo ya ha fallecido; escasos minutos más tarde asomó el paso de misterio que preside la Virgen de la Amargura y el silencio se apoderó de la plaza ante las instrucciones de un capataz que comandó una maniobra cargada de esfuerzo con la que la cuadrilla de hermanos costaleros puso en la calle al primero de los pasos de la cofradía. La emoción brotó, el aplauso de se escapó de entre el gentío y, tras la marcha real, la banda de cornetas y tambores Nuestra Señora del Prado-La Pasión interpretó Amargura en tu soledad y Desprecio de Herodes para acompañar al misterio hasta los albores de la calle Cuchillería.

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