La Merced reactiva la obra de Miguel Herrero

Diego Farto
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La primera exposición retrospectiva de uno los grandes artistas españoles de la segunda mitad del siglo XX reunirá más de 50 obras, además de algunos poemas y fotografías

El artista y cineasta madrileño Miguel Herrero causó sensación en los años 50 y 60, época en la que algunas publicaciones le llegaron a equiparar con Picasso y Dalí, aunque lo curioso es que esta pasión por su obra decayó cuando su paleta se hizo más compleja y colorista.

Fallecido en 1994, el próximo jueves se inaugurará, a las 12 horas, en las salas de exposiciones temporales del convento ciudadrealeño de La Merced (Plaza de los Mercedarios s/n), la exposición Miguel Herrero, raíces y esencias, que recoge una amplia representación de su pintura, pero también de sus trabajos cinematográficos, en especial, su versión de La metamorfósis de Kafka, rodada en 1954 como una película muda.

Esta es la primera exposición retrospectiva sobre uno de los grandes artistas españoles de la segunda mitad del siglo XX, que reúne más de 50 obras, además de algunos poemas y fotografías.

Iván Herrero, hijo del artista, confiesa que ha encontrado en La Merced un espacio ideal para mostrar la obra de su padre.En su calidad de comisario de la muestra, señala que esta exposción es «una auténtica primicia mundial que se va a realizar en Ciudad Real, con motivo de los 20 años del fallecimiento de mi padre».

Por este motivo las obras seleccionadas trazan el paso «desde el inicio de la trayectoria de mi padre hasta obra de los últimos años».

Herrero comentó que los puntos fundamentales de la obra pictórica de su padre fueron «la busqueda de las raíces esenciales del ser humano», una de sus temáticas más importantes.

La segmentación de la primera sala de la exposición permite, además, establecer una pauta cronológica en la evolución de Herrero.

De esta forma, la muestra permite apreciar cómo, «paulatinamente, va suavizando ese espíritu bravo que tiene en los primeros años de su pintura y posteriormente va a actualizándose en una sinfonía de colores», que se plasma ya en los años 60 y 70.

Iván Herrero recuerda que su progenitor siguió evolucionando y adquiriendo nuevos puntos de interés, lo que llevó a investigar sobre «cómo era el cosmos o cómo era la poesía», dentro de una búsqueda de la compresión del ser humano. Herrero precisa que al haberse hecho una selección de obras muy precisa, en primer término cronológica, el resultado final es una muestra en la que están «todas sus obras representativas» y, por tanto, no hay nada relevante que se haya quedado fuera de la selección.