El inicio de la tarde del Domingo de Ramos parecía solo un mal sueño para los hermanos del Prendimiento. De hecho, las gotas de lluvia que hicieron acto de presencia en la capital a pocos minutos para las seis de la tarde, lejos de amedrentar a los cofrades del barrio de Los Ángeles, pusieron a las claras la confianza de una corporación que no dudó ni un instante que el tiempo daría tregua y que el sol tampoco faltaría a su cita con el Cautivo; un Cristo que, como siempre, fue regalando esperanza a cada uno de sus pasos por las calles y plazas de Ciudad Real, pero que finalmente tuvo que acelerar la vuelta a su parroquia tras la lluvia que apareció cuando transitaba por la plaza Mayor.
De este modo, y después de retrasar la salida media hora, solo hubo que esperar hasta las seis y veinte de la tarde para que los sones de la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva alejasen todas las dudas de los cientos de ciudadrealeños que se acercaron a la parroquia de Los Ángeles convirtiéndolas en palmas.
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Domingo de Ramos./ - Foto: Pablo Lorente
Domingo de Ramos./ - Foto: PABLO LORENTE
Domingo de Ramos./ - Foto: PABLO LORENTE
Así, y a falta de pocos segundos para la seis y media de la tarde, terminaron abriéndose las puertas de un templo que se queda pequeño para un paso parece ganar en majestuosidad cada Cuaresma y que, comandado a la perfección por Francisco Muñoz y su equipo, se echó a la calle sin temor a esa lluvia que tanta falta hace, pero que en un día tan importante como el Domingo de Ramos acabó por convertirse en el peor compañero de viaje para la Hermandad y la privó de su discurrir habitual. (más información en el periódico en papel)