«Nos ha parecido que era simbólico de cómo nos sentimos». Con estas palabras se refirió ayer la jueza decana Isabel Serrano al hecho de que las togas volvieran a quedarse colgadas en la entrada los juzgados de la capital. La protesta de los jueces se produjo en una jornada de huelga, la primera convocada por las cuatro asociaciones de jueces y fiscales, y en la que se escuchó el mismo comunicado en cada audiencia y juzgado de España, un texto en el que los encargados de impartir justicia narran su «profundo malestar con los responsables en materia de Justicia ante el abandono en el que se encuentra este servicio público». «Reclamamos una Administración de Justicia del siglo XXI, de calidad y con medios e independiente», se dijo en el manifiesto. El paro fue secundado por 33 de los 43 jueces y magistrados de la provincia, el 77 por ciento, indicaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha (Tsjclm).