Pedro Sánchez se la juega

Pilar Cernuda
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El líder del PSOE apuesta por César Luena para el cargo de secretario de Organización del partido, sustituyendo así a Óscar López, quien desempeñaba la tarea desde febrero de 201

FÁTIMA BÁÑEZ Y EL DIRECTOR DE LA OIT PARTICIPAN EN DESAYUNO INFORMATIVO - Foto: Emilio Naranjo

 
Hasta el último minuto, Pedro Sánchez ha peleado para que Susana Díaz se convirtiera en la nueva presidenta del PSOE. Se lo ofreció inmediatamente después de ganar las primarias y convertirse in pectore en el nuevo secretario general del PSOE, pero la presidenta andaluza puso todo tipo de pegas porque quiere dedicarse a tiempo completo al Gobierno andaluz. El madrileño no se conformó con la primera negativa y siguió insistiendo. Incluso en el almuerzo que mantuvieron el pasado jueves le arrancó una respuesta afirmativa cuando le ofreció la Presidencia del Congreso. Aun así, el futuro secretario general se mantuvo en sus trece, decidido a que Díaz presidiera el nuevo partido, el que nace con el eslogan Cambiando el PSOE, cambiando España, que tanto recuerda al que utilizó Felipe González en el 82, Por el cambio.
La incógnita Susana Díaz ha impedido que Sánchez haya podido configurar su equipo con distribución de áreas, porque si aceptaba ya no tenía sentido colocar en la Secretaría de organización, número dos del partido al desaparecer la Vicesecretaría General, a un andaluz como homenaje a la federación más fuerte, pues esto que ya estaría suficientemente representada con su presidenta. Por eso, cuando ayer se supo que el secretario de Organización sería finalmente el riojano César Luena, hubo quien aseguró que eso significaba que Sánchez estaba seguro del «sí» de Susana Díaz.
La ejecutiva va a tener dos niveles muy definidos: un primer equipo de una docena de personas de confianza del secretario general, que será quien dirija el partido en el día a día, y un segundo equipo en el que Sánchez quiere contar con personas que representen a todas las regiones, equilibre la presencia de hombres y mujeres, e incluya a algunas de las figuras que han formado parte destacada de la generación del PSOE que hoy queda postergada y que, sin embargo, llevó al partido a sus cotas más altas. De esa manera, el secretario general pretende que el cambio tenga también una vertiente de continuidad que dé confianza a quienes miran con cierto recelo la llegada masiva de jóvenes que en algunos casos cuentan con escasa experiencia. Como él mismo.
En ese núcleo de dirección que llevará las riendas del PSOE se encontrarán, evidentemente, César Luena, Patxi López, algún andaluz cercano a Díaz, Máximo Díaz Cano, Juan Cornejo o el portavoz parlamentario Mario Jiménez y Carmen Chacón entre otros. La mayoría han mantenido encuentros estos días con el nuevo secretario general, al que hay que reconocer que desde que ganó las primarias ha recibido o ha acudido a ver a más de un centenar de personalidades socialistas y no socialistas, ha querido conocer a representantes de diferentes sectores sociales y no ha salido del despacho que le han habilitado en Ferraz más que para acudir a encuentros relacionados con su nueva tarea. Además, ha tenido que sacar tiempo para redactar el discurso que pronunciará el domingo, el primero como secretario general, y para hablar por teléfono con centenares de personas que querían felicitarle o simplemente mantener un primer contacto verbal con el que va a ser líder de la oposición. Esa es la razón de que sea tanta la expectación que provoca Pedro Sánchez, que ha tomado como bandera la unidad del partido aunque sus dos rivales en las primarias, Madina y Pérez Tapias, que rechazaron su oferta de sumarse a la ejecutiva, se quejan de que no ven en Sánchez una actitud abierta para que en su equipo se visualice que ha tenido en cuenta el resultado de esas primarias e incorpore a un número proporcional de seguidores de uno y de otro.
 
EN BUSCA DE LA UNIDAD. La sensación que se vive en el PSOE es que Sánchez debe contar con el apoyo de todo el partido porque solo así el PSOE se recuperará de los fracasos sucesivos que ha tenido en los últimos años, con una pérdida masiva de votantes. Ese apoyo es fundamental porque sin él, Pedro Sánchez, no tendrá éxito en sus nuevas responsabilidades y eso significaría una posible debacle definitiva para los socialistas. «No nos van a dar otra oportunidad», «Nos la jugamos en esta etapa que ahora comienza», «Todos debemos estar al lado de Pedro» son frases que se escuchan estos días en boca de destacados socialistas. Algunos de ellos no apoyaban a Sánchez, entre otras razones, porque apenas le conocían, pero no han dudado a aceptar la decisión de los militantes y en la mayoría de los casos lo han hecho por propia lealtad con el partido, no por conveniencia. Pepe Blanco es valedor de Sánchez desde mucho antes de que entrara en la contienda, pero José Enrique Serrano, por citar un ejemplo, que fue secretario general de la Presidencia con Felipe González y con Zapatero, que sabe preparar los informes como nadie, y tiene unos conocimientos sobre el funcionamiento de las estructuras del Estado como ningún otro miembro del Psoe, no ha dudado en ofrecer colaboración al nuevo secretario general. No lo ha hecho por medrar; tiene su vida resuelta pero se ha sumado a esta especie de cruzada que se vive en el PSOE para ganar lo mucho perdido, y que tiene a Pedro Sánchez como principal impulsor de un partido que espera salir reforzado del congreso que se celebra este fin de semana.
«No nos podemos equivocar», afirma Carmen Chacón, que hace apenas tres meses apostaba por ser candidata a la Presidencia de Gobierno por su partido a través de unas primarias, que hace dos años aspiró sin éxito en el congreso de Sevilla a ser secretaria general del PSOE, y que ahora formará parte del equipo de dirección del partido que va a dirigir Sánchez, del que habla con una profunda ilusión y esperanza respecto a cómo va a desarrollar su tarea. 
Chacón va a ocupar un área importante en la nueva dirección, probablemente la de relaciones internacionales, donde se mueve bien y cuenta con buenos contactos de su época de ministra de Defensa y que tiene un plus añadido: es una catalana que reniega activamente del independentismo, que por tanto podría «neutralizar» las iniciativas de Artus Mas y su equipo para tratar de sumar adeptos a su causa independentista fuera de las fronteras españoles.