Un minuto de silencio por la muerte violenta de un vecino

Luis J. Gómez / LT
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Una treintena de personas, con el alcalde Julián Nieva al frente de una representación de la Corporación municipal, guardó ayer a las 13.00 horas un minuto de silencio ante la puerta del Ayuntamiento de Manzanares como muestra de repulsa hacia cualquier tipo de violencia y en solidaridad con la familia, amigos y conocidos del hombre que falleció el pasado martes al ser apuñalado presuntamente por su pareja.

Este acto se suma a la declaración institucional realizada por el Ayuntamiento a primera hora de ayer en la que «sin prejuzgar los hechos hasta que sean esclarecidos por la Justicia», el Consistorio manifestó sus más francas condolencias y sentido pésame por la muerte del vecino Fernando F. G. en el suceso «traumático y violento» acaecido en la madrugada del 7 de julio en un domicilio de la calle Poesía de la localidad.

En la misma línea, en declaraciones realizadas por el alcalde antes del minuto de silencio, Nieva expresó en nombre de la Corporación municipal, y de acuerdo con el resto de portavoces de los grupos políticos, «su dolor y solidaridad con la familia, amigos y conocidos del fallecido», así como el sentimiento de repulsa a todo acto de violencia, sea del tipo que sea, y el respeto absoluto a los procedimientos de investigación que se llevan a cabo.

Tras el funeral oficiado ayer a las diez de la mañana en la iglesia parroquial de Altagracia, el hombre de 41 años fue enterrado en el cementerio municipal. La mujer de 44 años y nacionalidad francesa detenida en relación con los hechos, ingresó en prisión provisional, comunicada y sin fianza.

El delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, José Julián Gregorio, confirmó ayer a La Tribuna que no hay novedades en relación al caso de Manzanares. «No hay más», señaló en relación a lo que ya se había hecho público un día antes. «Hubo una discusión familiar y una mujer con un cuchillo se lo clavó a su pareja sentimental, con la mala suerte que alcanzó el corazón», comentó el delegado, que calificó  de «desgracia» el suceso.