Absuelven a Vela de robar a una bebé al prescribir el delito

SPC
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La Audiencia de Madrid responsabiliza al acusado de detención ilegal, suposición de parto y falsedad en documento oficial, pero le exculpa penalmente al haber caducado los cargos

La Audiencia Provincial de Madrid responsabilizó ayer «de forma incontestable» al doctor Eduardo Vela, de 85 años, de robar a una recién nacida en 1969 pero le absolvió al manifestar que los delitos ya habían prescrito 15 años antes de que Inés Madrigal denunciara los hechos.

En la sentencia, la Sección Séptima de la Audiencia de Madrid le considera responsable de todos los delitos -detención ilegal, suposición de parto cometidos por facultativo y falsedad en documento oficial- pero le absuelve al determinar que el inicio de la prescripción comenzó en 1987, cuando la denunciante Inés Madrigal cumplió la mayoría de edad.

Al tratarse de la primera sentencia por bebés robados en España, las magistradas sientan un precedente para el resto de procedimientos abiertos, que se ven amenazados ahora por la prescripción, lo que choca abiertamente con el criterio que sostuvo otra sección de la Audiencia en 2016 cuando desestimó un recurso de Vela al considerar que los delitos no habían prescrito.

Sin embargo, los magistrados del fallo señalan que la detención ilegal comenzaría a contar cuando la víctima alcanza la mayoría de edad y puede ejercitar su libertad.

Pese a que la sentencia ha acabado en absolución, el tribunal deja claro que Eduardo Vela, que trabajaba en la Clínica San Román de Madrid, entregó en 1969 al matrimonio formado por Inés Pérez y Pablo Madrigal a «una niña de pocos días de edad fuera de los cauces legales, simulando la existencia de un parto que no se había producido y estableciendo una filiación falaz».

Y no fue la primera vez que lo intentó. Antes les ofreció otro «hijo de otra mujer» y dio indicaciones a Inés Pérez para que simulase un embarazo, colocándose un cojín y fingiendo «los síntomas propios asociados a la gestación, como las náuseas», si bien ésta no aceptó.

Finalmente, Vela les entregó a Inés como un «regalo» y elaboró «la certificación falaz acerca del supuesto parto» aún sabiendo que no era cierto y sin que conste que hubiera un consentimiento de los progenitores, cuya identidad se desconoce.