"Es muy difícil que te den gato por liebre"

CARMEN ANSÓTEGUI
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M. Ángel González, especialista en medicina y salud. pública recoge en el libro 'Salud a ciencia cierta' consejos para llevar una vida sana que han sido avalados por investigaciones independientes que él mismo ha liderado

La alimentación como clave de la medicina preventiva y, en concreto, la dieta mediterránea como bandera para evitar enfermedades en el futuro son los estandartes de este especialista.

Hay mucha confusión entre la población sobre lo que está bien y lo que está mal en la alimentación. ¿Por qué llegan mensajes tan contradictorios?
El problema es que mucha de la información que se da no está basada en estudios científicos rigurosos. Yo hablo de salud a ciencia cierta porque los consejos que doy están avalados por tres estudios en los que hemos analizado a 10.000 personas durante más de una década para ver qué le pasa a la gente a largo plazo en función de la dieta que siguen. 

 

También critica que hay muchas investigaciones poco fiables por depender de financiación privada.
En España hay mucho estudio de pequeña envergadura financiado por la industria. Son conclusiones poco solventes y al final esto hace que la población crea, por ejemplo, que hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo. Esto es falso, pero han sido las empresas que comercializan productos para el desayuno las que han extendido esta creencia. 

 

¿Cómo se puede luchar contra estos bulos?
Con más financiación del sector público y con una declaración pública, abierta y transparente de los conflictos de intereses de los investigadores. En el libro hablo de todo esto sin pelos en la lengua porque las teorías que yo defiendo se basan en tres estudios financiados con dinero público a través del Instituto de Salud Carlos III, perteneciente al Gobierno.

 

Esos estudios le han llevado a defender la dieta mediterránea. ¿Qué beneficios tiene para la salud?
Lo que se ha demostrado es que la dieta mediterránea es efectiva a la hora de reducir el riesgo de accidentes cerebrovasculares, el infarto de miocardio, los problemas circulatorios en las piernas o que incluso disminuye la probabilidad de padecer cáncer de mama. Por otra parte, hemos visto que mejora la función cognitiva y reduce el riesgo de padecer depresión. La gente cree que hincharse a comer sin moderación da la felicidad, pero en verdad tienes más papeletas de padecer una depresión si te dedicas a comer bollería y comida rápida.

 

En España se presume mucho de llevar una alimentación más sana que en otros países, pero ¿somos realmente un ejemplo a día de hoy?
A mitad del siglo XX sí era una dieta común en España. Es un tipo de alimentación basada fundamentalmente en productos de origen vegetal mínimamente procesados. Incluye también la legumbre, aceite de oliva virgen extra e incluso cereales, aunque estos no deben de ser refinados. De manera que deberíamos reducir los productos cárnicos, sobre todo la carne roja y muy especialmente la procesada, y también tendríamos que disminuir la cantidad de lácteos que ingerimos. 

 

¿Qué alimentos habría que evitar?
Yo respaldo la recomendación que dice que no consumas nada cuya etiqueta contenga el azúcar como uno de los tres primeros ingredientes. El mayor problema al final son los alimentos procesados. Es muy fácil que te den gato por liebre cuando no ves lo que hay en un alimento. También deberíamos evitar las galletas, el pan blanco o los zumos de frutas. 

 

Antes mencionaba que tampoco hay que tomar tantos lácteos, ¿tampoco son saludables?
Los lácteos no son necesarios. Es una industria que se ha desarrollado mucho porque la gente come exceso de carne y por eso se vende como el paradigma de lo más saludable del mundo. En realidad los lácteos están detrás de la pandemia de obesidad en el norte de América, porque se ha tomado demasiada grasa saturada. Lo único que se salva es el yogur, que sí hay evidencia de que reduce el riesgo de diabetes. 

 

Aquí ya es preocupante la obesidad, incluso en la población infantil. ¿Cómo se puede remediar?
En casa hay que ser menos permisivos para evitar que se acostumbren al dulce, porque luego no les gustan ni las verduras ni las legumbres. Y hace falta formación. La nutrición debe estudiarse en las escuelas y también en la Facultad de Medicina, donde no hay una sola asignatura de Endocrinología y Nutrición.