No hubo sorpresas ayer y, tal y como se esperaba desde hacía varias semanas, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, argumentó su decisión de adelantar las elecciones regionales al 2 de diciembre, pese a que deberían convocarse en marzo en caso de agotar legislatura. Desde el punto de vista de la dirigente, esta decisión se debe a que la comunidad «necesita tener estabilidad» y ve «imposible» aprobar el Presupuesto andaluz para el próximo ejercicio después de que Ciudadanos abandonara el pacto de Gobierno que la sostenía en el palacio de San Telmo. Por su parte, ella recalcó que quiere que los comicios tengan «acento andaluz», y también porque su región «no se merece una campaña de entre cinco y seis meses y prolongar esta situación no es bueno ni para Andalucía ni para nadie». 

Así se pronunció la jefa del Ejecutivo andaluz en una comparecencia tras haber deliberado con el Consejo de Gobierno, en una reunión extraordinaria, su decisión y firmar el decreto de disolución del Parlamento. En este marco, confirmó que la primera persona con la que habló una vez que tomada la decisión fue con el jefe del Ejecutivo y secretario general de su partido, Pedro Sánchez.