Una tormenta de granizo daña una cuarta parte de las explotaciones agrarias de Pedro Muñoz

A. Criado
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El secretario provincial de UPA habla de destrozos «irreparables» en aproximadamente 2.500 hectáreas de viñedo y cultivos de cereal

Una tormenta de granizo provocó ayer daños «irreparables» en aproximadamente una cuarta parte de las explotaciones agrarias de Pedro Muñoz. Así lo avanzó ayer a este diario Pascual Ortiz, secretario provincial de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que habló de «alrededor de 2.500 hectáreas afectadas de las 10.000 que tiene el término municipal, especialmente de viñedo, pero también de cereal».

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) había activado para este martes la alerta amarilla por tormentas en la zona de La Mancha. Y éstas llegaron en forma de granizó, «de un tamaño enorme, como pelotas de ping pong», entre las 18.30 y las 19.00 horas. «No se ven uvas en las cepas y mañana -por hoy- cuando salga el sol se van a secar. Va a ser un desastre, ya que hay muy pocas hectáreas aseguradas», enfatizó el dirigente de UPA, que apeló a la sensibilidad de la Administración regional para intentar buscar una solución para las familias afectadas de Pedro Muñoz y de otras localidades de la comarca como El Toboso, San Clemente, Mota del Cuervo, Miguel Esteban y Campo de Criptana.

La tormenta también vino acompañada de fuertes rachas de viento, que provocaron más de una decena de incidencias en la provincia de Ciudad Real, más de la mitad localizadas en Pedro Muñoz por «la caída de ramas y tejas», según confirmaron a La Tribuna fuentes de Emergencia Ciudad Real. Los bomberos también actuaron en Puertollano, Alcázar de San Juan y Valdepeñas, aunque afortunadamente no hubo que lamentar daños personales.

Ricardo Torrijo, delegado territorial de la Aemet en Castilla-La Mancha, manifestó que podía tratarse de un fenómeno conocido como «supercélula», poco común en la región, pero con casos registrados en los últimos años como en Albacete y Alcázar de San Juan. Se trata de «una tormenta en rotación», más propia de las grandes llanuras norteamericanas y argentinas, «que pueden llegar a producir tornados de larga duración y piedras de granizo del tamaño de una naranja».