El programa de acompañamiento  'Adopta un abuelo', que arrancó ayer en la residencia de mayores Andamarc, ya cuenta en Ciudad Real con 57 jóvenes voluntarios más que dispuestos a compartir parte de su tiempo con los mayores en un intercambio de experiencias y trayectorias muy enriquecedor. Porque si de algo son muy capaces es de mostrar con sosiego el tiempo que fue. En este sentido,  el responsable de esta iniciativa, el ciudadrealeño Alberto Cabanes, les invitó aprender de ellos porque, en sus propias palabras, «no son residentes, son sabios». «En una facultad os pueden enseñar a hacer derivadas o integrales, pero estas personas os van a enseñar a tomar decisiones que van a repercutir en vuestra vida y no en el futuro más inmediato, sino a largo plazo», les trasladó subrayando que #losmayoresmolan

«Muy pocos proyectos son tan rentables y dejan ver tanta calidad humana», aseguró la concejala de Acción Social, Matilde Hinojosa, que, acompañada por la edil de Educación, Nohemí Gómez-Pimpollo, no se quiso perder la presentación formar entre 'nietos' y 'abuelos'. Uno de ellos, Bernardo, compañero del abuelo de Cabanes es, según precisó el joven, quien inspiró el proyecto. «El día que vinieron los Reyes Magos a visitarnos, me preguntaron por lo que le pedía Sus Majestades y se me ocurrió lo de adoptar un nieto, porque yo no tengo hijos», confesó este mayor de 87 años momentos previos a conocer a sus dos chicas: Sonia y Salomé. Y así nació una bonita amistad entre ambos y una iniciativa con «mucho valor añadido».

Tras un curso de formación realizado ayer en la Concejalía de Juventud, todos los voluntarios se reunieron en Andamarc en una primera toma de contacto. Marta y Lidia conocieron a Honorio, Inma y Alba cogieron las manos de Teresa, Carmen y Cecilio abrazaron a Tomasa, Patricia y Jaime dieron un beso a un emocionado Inocente, María José y Pilar se acercaron por primera vez a Pilar, Anabel conoció a Paca y Katia y Raquel achucharon a una Aurora muy agradecida porque haya «jóvenes preocupados por sus mayores».