Ayer, el mismo día en el que el Congreso de los Diputados convalidaba los recortes aprobados para ahorrar 65.000 millones de euros, buena parte de la ciudadanía (unos 20.000 según los sindicatos y cerca de 8.500 para la Policía) se echaron a la calle para demostrar que «el país sigue vivo, a pesar de un Gobierno que ha demostrado su ineptitud», en palabras del secretario general de CCOO en Castilla-La Mancha, José Luis Gil. El líder sindical precisó que «existen alternativas viables, posibles y mucho más eficaces». Eso sí, apostilló, «afectan a los más poderosos». «Eso de que o no hacen nada o hacen esto es simplemente mentira. Es propaganda muy bien esquematizada, muy bien puesta en escena», argumentó a este respecto.

Los manifestantes, entre los que había muchos funcionarios afectados por la supresión de la paga extra de Navidad, lanzaron un mensaje de oposición frontal al Ejecutivo central. Y lo hicieron bajo el lema ‘Quieren arruinar el país. Hay que impedirlo’, elegido para encabezar la manifestación en todas las ciudades españolas. Gil recordó ante los medios de comunicación que «la gente está harta, está cansada y está reclamando un cambio de política por una actitud antidemocrática». «No puede seguir ignorándola, aunque tenga la mayoría absoluta», subrayó. Y es que la nueva batería de medidas significa, a su juicio, «mucho más sufrimiento». «Va a ser la ruina colectiva, porque conllevará muchas más dificultades», vaticinó.

La subida del IVA fue denunciada en una protesta en la que quedó patente que «la brecha entre ricos y pobres se hace cada vez más grande». Así se pronunció el presidente provincial del sindicato CSI.F, Rafael Céspedes, quien incidió en la desaparición de la clase media española. «No es el camino adecuado para salir de la crisis», concluyó durante su intervención, en la que recordó al PP que «no puede tener una venda en los ojos». (Más información en la edición impresa)