El IGME propone hacer sondeos para drenar el agua que inunda aún las fosas del cementerio

Ana Pobes
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El Instituto Geológico y Minero entregará esta semana al Consistorio el informe final y la medida del drenaje, que se llevará a cabo en las proximidades y dentro del campo santo

El Instituto Geológico y Minero de España (IGME) ha propuesto al Ayuntamiento de Torralba de Calatrava realizar varios sondeos de «pequeña profundidad» para drenar el agua subterránea que inunda desde hace un año algunas de las fosas del cementerio como consecuencia de la subida del nivel freático del Acuífero 23, que ha provocado que el agua llegue a las tumbas tras estar «más de treinta años secas».

Tras realizar una primera fase, solicitada por el Consistorio, en la que se han llevado a cabo diferentes estudios como ensayos en franjas o cartografías, el instituto, una vez reciba la autorización del Ayuntamiento, procederá a una segunda fase que consistiría en hacer tres o cuatro sondeos en la proximidades y en el interior del campo santo. Pero para ello, antes habrá que determinar las características hidráulicas del terreno mediante bombeos de ensayo. El objetivo es «drenar la parte superficial sin tocar el Acuífero 23», según comenta el jefe del área de Infraestructura Hidrogeológica del IGME, Miguel Mejías, quien declara que se trata de la opción «más asequible en función de las características del terreno», pues existen otras muchas propuestas de ingeniería «más costosas», y que pasarían por hacer muros o cercados rodeando todo el cementerio para que no entre el agua. Un solo sondeo costará entre 3.000 y 4.000 euros, aproximadamente.

El máximo responsable del área hidrogeológica del IGME recuerda que el cementerio tiene dos zonas: la más antigua, que está en la parte topográficamente más alta, y la zona nueva, topográficamente más baja. Así en las fosas más bajas del cementerio, en mayo del año pasado, había un metro de agua habiendo alcanzado con anterioridad hasta el metro y medio. Ahora, dice, hay 60 centímetros menos de lo que había hace un año. El motivo, que «el nivel del acuífero ha ido bajando, por lo que ha disminuido en general provocando que haya menos zona anegada de agua», explica Mejías, quien asegura que la situación no es fácil, pues «no se puede evacuar el agua tan fácilmente, hay que conocer las característica del terreno».

El Instituto Geológico y Minero comenzó a trabajar en octubre del año pasado en el cementerio para buscar una solución y realizar los trabajos previos necesarios para evaluar las medidas. Seis meses más tarde, ha concluido el informe final que, junto con la propuesta del sondeo, entregará al Ayuntamiento en esta semana. Mejías señala que «ancianos del lugar recuerdan que hace ya muchos años se producían este tipo de inundaciones», por lo que «la situación no es culpa de nadie». Asimismo, declara que el Ayuntamiento «ha estado en todo momento encima del problema» y se ha «interesado por preguntar a diferentes organismos», entre ellos el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente.