Un viaje reivindicativo

A. Criado
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Dos aventureros recorren los 818 kilómetros del río Guadiana, desde las Lagunas de Ruidera hasta Ayamonte, para divulgar su valor «natural y cultural»

A bordo de una canoa de enea e impulsados por palas que imitan a los que usan los inuit, los esquimales que habitan las regiones árticas de América, Alejandro del Moral y Maykol García recorrerán durante el próximo mes los 818 kilómetros de longitud del río Guadiana, desde su nacimiento en las Lagunas de Ruidera hasta su desembocadura en la localidad onubense de Ayamonte. Un viaje reivindicativo que comenzó este sábado y que tiene como objetivo «divulgar y respaldar el valor natural y cultural» de una de las referencias fluviales de este país.

Alejandro del Moral, responsable de la empresa de ecoturismo ‘Caminos del Guadiana’, y Maykol García, instructor de supervivencia, protagonizan desde ayer una expedición que han denominado ‘Aborigen Caminos del Guadiana’ y que les llevará a recorrer el cauce del río en unas 30 jornadas de entre 25 y 30 kilómetros hasta finalizar el 15 de mayo en Ayamonte, en la frontera con Portugal. Para el diseño y la construcción de la canoa, que tiene unas dimensiones de 2,25 metros de largo y 1,50 metros de ancho, se han basado en «modelos de unos 6.000 años de antigüedad». La enea la han obtenido segándola en las riberas del propio Guadiana.

Alejandro y Maykol comenzaron a dar paladas minutos antes de las diez de la mañana. La expedición partió desde la laguna Conceja, en la provincia de Albacete, y tras pasar por Tomilla y Tinaja, llegaron a San Pedra, alrededor de las tres de la tarde, para reponer fuerzas en un conocido restaurante de la zona a base de paella y dulces. Las sensaciones en estas primeras horas de aventura fueron «muy positivas». «Hemos hecho unos cambios de última hora en el cordado de popa y proa y la embarcación ofrece menos resistencia y va algo más rápida», comenta Alejandro, que destaca de esta jornada inaugural el paso por la cueva artificial que une las lagunas de Tinaja y San Pedra (con cuya construcción están en desacuerdo) y la armonía vivida con aves y peces durante la navegación.

La primera etapa de ‘Aborigen Caminos del Guadiana’ comenzó y finalizó en el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. Tras el almuerzo, los expedicionarios volvieron a ‘enfundarse’ sus trajes de neopreno, montaron en sus canoas y remaron por La Colgada hasta la Laguna del Rey, donde al anochecer concluyó la jornada.

La aventura continúa hoy por  los Ojos del Guadiana, en dirección al Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel, «el siguiente tramo navegable y uno de los que peor se encuentran». Y es que este río singular, en Argamasilla de Alba, como es conocido, desaparece por infiltración a lo largo de 80 kilómetros. El río abandona Castilla-La Mancha formando la cola del embalse del Cíjara, para adentrarse en una nueva comunidad autónoma: Extremadura.

Allí, en los alrededores de Mérida, será donde más problemas encontrarán para navegar debido a la brutal plaga de camalote (a la que le ha declarado la guerra la Confederación Hidrográfica del Guadiana), una especie invasora que ha colonizado ya más de 150 kilómetros del Guadiana, un tupido manto verde que ha desdibujado las aguas por completo. «En esta expedición vamos a anteponer siempre el estado medioambiental del río, por lo que si no podemos navegar, nos bajaremos de las canoas», enfatiza Alejandro mientras se calienta en la chimenea del restaurante.

Valor natural y cultural. De hecho, insisten sus protagonistas, el principal objetivo de este viaje no es otro que divulgar y respaldar el valor natural y cultural del Guadiana. Una iniciativa que, además, tiene un marcado carácter reivindicativo. Alejandro explica que en la zona inicial, donde reside, «no es que no haya río, sino que hay tramos donde no se respeta su cauce». Asimismo, la expedición se ha comprometido a restituir todo el dióxido de carbono que emitan los coches de apoyo a ambos participantes con una reforestación y colaborando con la Confederación Hidrográfica del Guadiana para aportar datos sobre el estado de la calidad de las aguas y las especies invasoras que amenazan al río.

Alejandro reconoce que «gestionar la burocracia» era lo que más temían cuando el año pasado decidieron embarcarse en esta aventura. Sin embargo, subraya, todo han sido facilidades por parte de la CHG para obtener los permisos de navegación y también recibieron el visto bueno del Seprona cuando les informaron de su reto. La financiación ya es otra cosa. Aparte de colaboraciones puntuales de empresas para material, sólo han conseguido pequeñas aportaciones de administraciones públicas, como el Ayuntamiento de Daimiel.

El seguimiento diario de la aventura se podrá conocer a través de una página de Facebook. Además, al finalizar, la productora de Badajoz Air Drone View, que les acompañará durante el recorrido hasta Ayamonte, preparará un documental de una hora de duración en el que los dos aventureros incidirán en un mensaje: «El Guadiana es un río digno de defender y proteger».