A pesar de los esfuerzos ímprobos por parte del Gobierno de Pedro Sánchez por acercar posturas con la Generalitat catalana, incluyendo una importante inyección económica aún por determinar, el president, Quim Torra, al dictado de su antecesor, Carles Puigdemont, volvió a demostrar ayer que sigue anclado en la radicalidad, la confrontación y, por encima de todo, el odio a lo que signifique o represente a España, comenzando por su Rey. Así, afirmó que su Gabinete no ha invitado a Felipe VI a los actos de conmemoración del primer aniversario de los atentados de Barcelona y Cambrils (Tarragona). 

En declaraciones a los medios en su visita a Argentona (Barcelona), anunciará que asistirá a estos eventos pese a la presencia del Soberano, ya que considera que el jefe de la Generalitat debe asistir a cualquiera que se celebre en Cataluña. «Nosotros no lo hemos invitado, no asistiremos a ningún acto que convoque la Casa Real. Pero a otro que se celebre en Cataluña, el president estará porque esto es nuestra casa», manifestó con su habitual tono desafiante y despreciativo cuando se refiere a la institución. 

Además, insistió en que aún está esperando a que el Monarca pida disculpas por su discurso del 3 de octubre de 2017, después del referéndum del 1-O.