Rara es la jornada que no arroja malas noticias para el Formac-Villarrubia, que está sufriendo en sus carnes uno de los arranques de temporada más duros y accidentados que se recuerdan en el fútbol regional. El equipo de Félix Pérez, muy mermado por las bajas, regresó de su desplazamiento a Munera con dos damnificados más. Los puertollaneros Juanfri y Rubén Gómez se tuvieron que retirar del campo en la primera parte con problemas de distinta gravedad. Mientras que el primero sufrió molestias musculares en su abductor, el segundo tuvo que se trasladado a un centro hospitalario con una fractura en el radio de su brazo derecho, por lo que le espera un largo periodo de recuperación.

La acción que provocó la fractura de Rubén Gómez no pudo ser más desgraciada, además de extraña. El delantero fue a presionar a un rival, que ejecutó un desplazamiento de balón, y el esférico impactó en su brazo, rompiendo el hueso y desplazándolo, por lo que tendrá que ser intervenido. A falta de conocer exactamente cómo se desarrolla la operación, podría estar hasta tres meses de convalecencia.

«Nunca en mi carrera había tenido tantas lesiones en tan poco tiempo. Hemos tenido hasta doce jugadores lesionados, y lo de Rubén Gómez es algo que yo no había visto nunca», se lamenta su entrenador, Félix Pérez, al que no le queda otra que «seguir trabajando con los jugadores que nos quedan. Sabemos que se están cayendo hombres muy importantes, pero lo que no podemos hacer es bajar los brazos».

Por si fuera poco, el Villarrubia recibe este fin de semana al segundo clasificado, el Quintanar, en un partido en el que Pérez ve «muy complicado» recuperar a otros lesionados como Alexis, Cabrera o Camacho, al margen de Juanan Vélez, que es baja para toda la temporada por una lesión de rodilla.