Las aceras del barrio de El Perchel se llenaron ayer de público que fue trasladándose de calle en calle y de plaza en plaza para contemplar el paso de La Dolorosa de Santiago.

Los puntos neurálgicos de la procesión del Viernes de Dolores, como la calle Lirio, la plaza de la Inmaculada, el cruce de la calle Calatrava, el giro entre la calle Norte y la plaza de Santiago o entre este espacio y la calle Ángel, o más adelante la plaza de Agustín Salido, la calle Estrella o la calle Toledo, entre otros del amplio recorrido, se llenaron de un ambiente participativo y alegre ante la perspectiva de una Semana Santa en la que no parece que vaya a asomar la lluvia.

De hecho, minutos antes de la salida desde el guardapasos de la calle Quevedo, el hermano mayor, José Antonio Martín Portugués, expresó, ante los medios de comunicación, su alegría por poder salir a la calle después de los problemas de años anteriores.

La Dolorosa a su paso por Santiago./ - Foto: PABLO LORENTE Una brisa que apagaba las velas y forzaba a estar con los mecheros listos todo el recorrido o pedir lumbre a los espectadores fue el único contratiempo.

En el momento de las citadas declaraciones, ya había numerosos espectadores esperando la salida en la estrecha calle Quevedo, donde estaba formada la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Prado-La Pasión que marchaba junto a la cruz de guía, mientras que los encargados del acompañamiento musical por detrás del palio fueron los integrantes de la Agrupación Musical Santa Cecilia de Pedroche (Córdoba). La Virgen se cubría ayer con un manto de terciopelo azul con bordaduras doradas.