La almendra está viviendo su agosto con precios históricos. El aumento de su consumo a nivel mundial y la sequía extrema que padece California, el mayor productor del mundo de este fruto seco, ha provocado que se convierta en uno de los cultivos más rentables hasta el punto de que «casi no hay suficiente producción para satisfacer», según indicaron desde la organización agraria Asaja a este diario.

El año pasado la almendra ya tuvo «un buen precio», pero «este año lo ha superado», comenta el miembro del comité ejecutivo de Asaja Ciudad Real Juan Miguel Requena. Los valores medios rondan los 8,5 euros el kilo, 2,3 euros más que el año pasado por estas mismas fechas. La lonja de Reus sitúa la variedad marcona en 8,5 euros, mientras en el caso de la comuna la cotización alcanza 8,20 y la largueta 8,30 euros. «Son los valores más altos de la historia» subraya Requena. En origen para el agricultor, en cáscara, se ha pagado a más de dos euros, algo inédito desde hace años, cuando apenas dejaba rendimiento para cubrir los costes de producción al pagarse en torno a ochenta céntimos, lo que significa que a día de hoy se paga a más del doble.

Con estos precios no es de extrañar que el número de agricultores interesados en cultivar la almendra haya provocado que en muchos invernaderos de la provincia teman quedarse sin plantones de las principales variedades como marcona, comuna o largueta. De hecho, «a algunos agricultores les ha costando encontrar este cultivo», comenta Ramón Moreno, uno de los productores de almendro de la zona de Campo de Montiel, principal zona productiva junto con el Campo de Calatrava.

La campaña de almendra, iniciada entre la segunda quincena de agosto, no ha podido comenzar de la mejor manera. A los altos precios se suma además la «excepcional» calidad de un producto que en los últimos años se ha convertido en la 'niña bonita' del sector agrícola «con un presente tremendo y un gran futuro», ya que se prevé que el fuerte repunte de precios podría perdurar unas cuantas campañas más, quizás, calculan, de cinco a diez años si California sigue sufriendo los estragos de la sequía y se mantiene el alto nivel de consumo.

 Con la campaña iniciada, Moreno señala que aún es difícil calcular la producción de este año, en el que la mayor recolección que se espera dependerá de si el árbol sufre enfermedades, pues recuerda que el año pasado perdió dos parcelas, unos 10.000 kilos menos de cosecha, debido a que «la oruga se comió en dos días todos los árboles», lamenta.