La provincia pierde más de 250 bares y 13 hoteles desde 2010

M.Lillo
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La Asociación de Empresarios de Hostelería explica que «han sido años muy duros» por la crisis, con reducción del número de clientes y bajada de la facturación

La provincia pierde más de 250 bares y 13 hoteles desde 2010 - Foto: RUEDA VILLAVERDE

Un total de 257 bares bajaron la persiana del cierre en la provincia de Ciudad Real en el periodo 2010-2017. Así lo pone de manifiesto el informe elaborado por Hostelería de España, la antigua Federación Española de Hostelería, que refleja que en el año 2010 había 2.862 establecimientos de restauración en la provincia, mientras en 2017 había contabilizados 2.605, lo que supone una merma del nueve por ciento.

«Han sido años muy malos y muchos establecimientos han estado abocados al cierre», lamentó la gerente de la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería, Cristina Miranda, quien agregó que en esa etapa, quienes no tenían capacitación y una trayectoria profesional muy clara, han cerrado sus puertas al público. Fueron años en los que «apenas había facturación» y en los que el número de clientes se redujo de forma considerable, agrega. La crisis dejó a muchas familias económicamente asfixiadas o con muchas dificultades para llegar a final de mes, de ahí que las comidas fuera de cara o las salidas con familiares y amigos disminuyeran de forma considerablemente en un país considerado tradicionalmente como un país de bares.

Los que han logrado sobrevivir a aquellos años de dificultad lo han hecho «gracias a la gran calidad, en el diseño y en el servicio, que prestan», apuntó Miranda, para reconocer sin embargo que en el sector también hubo una burbuja, la derivada de la creación de muchos establecimientos por parte de personas que se habían quedado en situación de desempleo y que habían optado por «capitalizar el paro» y montar un bar a pesar de la falta de experiencia y de conocimiento de este sector profesional, pero como una huida hacia adelante para tratar de buscar una salida laboral.

Aquello fue «denunciado» por el propio sector y por ello impulsó el distintivo 100 por cien empresario, con el que quisieron distinguir a los hosteleros que cumplían todos los requisitos frente a quienes ofrecían una incidencia «muy negativa para la imagen del sector», suponiendo además, una «competencia desleal» frente a quienes llevaban años encargándose de sus negocios en hostelería.

Los años de la crisis supusieron «un esfuerzo muy fuerte» de los empresarios para mantener sus negocios, «ajustando al máximo las plantillas y los costes», los cuales, además, vieron incrementados debido al mayor coste de las materias primas, principalmente del recibo de la luz.

Para Cristina Miranda, el sector de la hostelería es, junto al del transporte y el comercio, «un termómetro de la marcha de la economía», pero también un espacio en el que realmente se conocen las preocupaciones y las inquietudes de los ciudadanos, por lo que indicó que en las barras de los bares es «donde se cuece la opinión de los ciudadanos».

A pesar de la caída del número de establecimientos, el informe de Hostelería de España indica que en el último años se ha amortiguado el descenso, que se situó en un 0,3 por ciento de bares de 2016 a 2017, lo que Miranda asoció «al dinamismo del sector» y la búsqueda de la recuperación mediante la rotación y la reapertura de establecimientos, del mismo modo que señaló el salto experimentado en algunos establecimientos para ofrecer diseños y decoración originales, buscando cada uno sus diversas clientelas. La representante de la patronal del sector en la provincia comentó que, mientras que la profesión de cocinero se ha dignificado y, así lo refleja el tirón de programas televisivos, todavía tiene que haber una «dignificación» en el personal de sala, «que es tan digno, necesario y fundamental como la cocina y que además son la imagen del sector».

los alojamientos. No sólo los bares han registrado una tendencia a la baja, también los establecimientos destinados al alojamiento. En este caso, el informe Hostelería de España refleja que el número de alojamientos en la provincia se ha reducido en un 5,6 por ciento desde el año 2010, ya que ha pasado de cifrarse en 231 en el año 2010 a 218 en el año 2017.

Para Cristina Miranda ese descenso del 5,6 por ciento es «importante». «Que desaparezca un hotel es un drama porque supone muchos puestos de trabajo», argumenta la gerente de la Asociación provincial de Empresarios de Hostelería.

En este caso, destaca los importantes gastos que supone gestionar un negocio destinado a los alojamientos, los que también sufrieron la reducción de la clientela en los años de la crisis y que tratado de contrarrestar ofreciendo bajos precios a los turistas, a costa en muchas ocasiones de la rentabilidad de sus negocios. Sin embargo, el informe refleja que en el último año contabilizado, 2017, fueron cuatro los alojamientos que optaron por abrir sus puertas y trataron de remar a contracorriente.

en la región y españa. Ciudad Real no ha sido la única provincia de la región que ha visto descender en un 8,7 % (entre los bares y los alojamientos) sus establecimientos de hostelería. El ‘golpe’ que asestó la crisis económica a este sector empresarial se ha sufrido también en el resto de las provincias de Castilla-La Mancha. Todas ellas han visto ‘adelgazar’ su sector hostelero, puesto que en todas ellas ha descendido los bares y los alojamientos, aunque en este último caso hay que hacer una excepción, ya que la provincia de Toledo es la única en la que ha aumentado el número de hoteles en el periodo 2010 a 2017, que ha pasado de 257 a 307, es decir, una subida del 19,5%, aunque ha perdido el 11,1% de sus bares. En España el número de bares también ha descendido y se ha situado en los 184.430.