La Veleta fue el lugar donde nació el Certamen Almagro Off, que hoy comienza su séptima edición en una nueva ubicación, El Silo. También hoy está convocado un acto para dar a conocer la nueva fórmula de colaboración entre el Festival Internacional de Teatro Clásico y el Celcit, con la presencia de sus respectivos directores, Ignacio García y Luis Molina, respectivamente.
Hace unos días, Molina evitaba referirse a su cita de esta mañana mientras seguía cuidando sus jardines y mostraba con sonrisa de coleccionista las esculturas (muchas de ellas Quijotes) y viejas máquinas agrícolas que asoman entre las sendas y parterres de su parcela dedicada al caballero de la Triste Figura. «Este parque nació para integrar las artes y la naturaleza», describe sobre sus anhelos con esta iniciativa.
En los postes y farolas lucen plastificados los carteles de obras de teatro, jornadas culturales, exposiciones, festivales, ciclos, que ha acogido La Veleta o ha organizado el Celcit. Pero lo que de verdad emociona a Luis Molina es mostrar sus galerías, la dedica a Federico García Lorca, la dedicada a Cervantes, con varias de sus obras editadas en diferentes idiomas y toda clase de artículos que le recuerdan o su colección de carteles, mucho más amplia que la se puede ver entre los caminos de la finca. Los títeres y la música también tiene su pequeño espacio de exhibición en la coqueta avenida que conduce al teatro. Molina aún se lamenta de no disponer de espacio para mostrar su biblioteca o su colección de pintura. Su parque cuenta también con una pérgola, lugar de reunión en las noches de verano en el que coinciden en buena conversación actores, bailarines, poetas, músicos y en general los amigos de la casa.
Antes de llegar a Almagro, Luis Molina, nacido en Aldea del Rey, fue actor de aspiraciones renovadoras; trabajó en la compañía de Nuria Espert y compartió proyectos de formación teatral con Francisco Nieva antes de dar el salto a Puerto Rico, Venezuela y Argentina, países en donde cobró forma el Celcit.
En una conversación con La Tribuna, Molina precisa que «el Teatro de la Veleta es la parte más importante de este pequeño parque de nombre Don Quijote», con el que fue cumpliendo un pequeño sueño personal, «todo esto lo sembré yo», en una parcela agrícola que contaba con «una pequeña alberca y una casita rústica». La alberca es hoy una pequeña piscina y la casita, su vivienda.
Para el director del Celcit, el Parque Don Quijote, situado en las afueras de la ciudad, en el camino viejo de Daimiel, «tiene una función de cumplir». En este sentido, imagina su acogedor espacio como un lugar al que las familias pudieran llevar a los niños «y hacerles aquí funciones, recitales, conciertos», para que se empapen de cultura y naturaleza a un tiempo.
La Veleta se instauró hace 20 años «como una residencia de creadores, en la cual pudiesen investigar y preparar determinadas propuestas creativas, teatrales, musicales». Al mismo tiempo, el teatro acoge el Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo de Almagro, que el próximo mes de octubre alcanzará su XVIII edición, «aunque en realidad serán 20 porque los dos primeros no se llamaron Iberoamericano, sino Internacional». En 2005 «cuando se quemó La Veleta, tampoco se llamó festival, sino muestra y se hizo fundamentalmente en el Corral de Comedias», evoca Molina. En su función de sede las compañías de América Latina en Europa, el Celcit recibió en 2010 el Premio Max Latinoamericano.
El director del Celcit en España observa la utilidad que tiene esta institución «para mostrar la creación de nuestros compañeros de otros países, especialmente de América Latina y confrontar sus ideas y sus trabajos con la gente de similares inquietudes de España». Son casi 300 compañías las que han desfilado por sus instalaciones y desde Almagro acudir a otros teatros de España y Europa.