España, tras el Debate del estado de la Nación

PILAR CERNUDA
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Los dirigentes políticos deben ahora esforzarse en salir bien parados de las diferentes elecciones que se celebrarán a lo largo de este año

 
El pasado miércoles, un ministro decía en el pasillo del Congreso mientras el presidente del Gobierno debatía con uno de los portavoces del Grupo Mixto: «Nos han llamado triunfalistas, pero los datos demuestran que Rajoy no mentía cuando explicaba que se habían hecho bien las cosas». 
Los datos de ese día anunciaban que el crecimiento en el último año había sido del 1,4 por ciento, que se incrementaban sensiblemente las compras de pisos y se afianzaba el consumo. Al ministro, que no pertenece al área económica, se le notaba quemado por las críticas de los portavoces de la oposición, que advertían en Rajoy una tendencia excesiva a desgranar datos positivos que no se correspondían con la situación real. Tanto Pedro Sánchez, como Alberto Garzón, que debutaba como portavoz de Izquierda Plural en el Debate sobre el estado de la Nación, acusaban a Rajoy de no pisar suficientemente la calle y estar al tanto del sufrimiento de millones de españoles.
Tras el Debate, el más importante del año junto al de los Presupuestos Generales, los dirigentes políticos ya deben dedicar su esfuerzo a cumplir sin equivocarse los trámites necesarios para salir bien parados de las diferentes elecciones que se celebrarán en 2015. Cuatro, pues si existía la idea inicial de que Rajoy podía convocar los comicios para 2016, pues está dentro del plazo que marca la ley, uno de sus colaboradores aseguraba que el jefe del Ejecutivo en ningún caso se ha pronunciado en ese sentido, sino que más bien parece inclinarse por una fecha cercana a Navidades, el 13 o el 20 de diciembre. Si fuera el 20, los pensionistas y funcionarios habrán cobrado su paga extraordinaria, lo que siempre ayuda a captar votos. Por otra parte, al Gabinete y al PP les habría gustado que las elecciones generales pudieran celebrarse más tarde, convencidos de que mantienen una buena marcha en el terreno económico y laboral, y sus perspectivas de lograr un buen resultado en las urnas se acrecientan a medida que pase el tiempo.
 
SÁNCHEZ SUPERA SUS RETOS. En el PSOE hacen un balance positivo del debate, creen que Pedro Sánchez ha superado con buen tono su primer enfrentamiento parlamentario serio con el presidente, y que el hecho de que hubiera irritado a Rajoy hasta el extremo de sacarle de sus casillas coloca en buena posición al secretario general socialista en un momento complicado para él, cuestionado por un amplio sector de su partido, y que hizo un movimiento muy arriesgado tras el golpe de mano que dio en Madrid al deshacerse de Tomás Gómez y designar una gestora que se moviera para que saliera elegido candidato al Gobierno regional el exministro Ángel Gabilondo.
A la satisfacción por el debate parlamentario se une el apoyo importante de la militancia madrileña que ha tenido Gabilondo en su primera intervención pública como candidato el pasado jueves, arropado por Sánchez que también recibió aplausos entusiastas. Sin embargo, sabe Sánchez que su gran reto es lograr un buen resultado en las autonómicas y municipales de mayo. No en las andaluzas, que son responsabilidad de Susana Díaz, con la que la relación se ha enfriado sensiblemente.
Manejan una encuesta interna que recoge un incremento de voto del PSOE en Madrid respecto al último sondeo, celebrado cuando Tomás Gómez era todavía candidato, y que indicaba que apenas superarían el 10 por ciento. Esa consulta fue la que decidió finalmente a Sánchez a tomar medidas, aunque sabía que iba a ser acusado de imponer su criterio sin respetar a una militancia que había elegido a Gómez en primarias. Una militancia, se ha visto ahora, que no apoyaba a Gómez tanto como se pensaba, pues no ha dudado en expresar su respaldo a la operación diseñada personalmente por él aunque los brazos ejecutores han sido César Luena como secretario de Organización del partido y Rafael Simancas como presidente de la gestora. 
Podemos saca pecho tras el Debate y Pablo Iglesias se presenta, en un acto de partido, como el auténtico líder de la oposición. Los sondeos le siguen siendo favorables, pero indican también que ha alcanzado su techo y ya no le presentan como ganador de las elecciones generales. Tras este importante Debate en el que no ha podido participar, pues Podemos no tiene representación en el Congreso, Iglesias se va a centrar ahora en lograr buenos candidatos para las contiendas electorales. De momento, ha tomado la decisión de renunciar a su escaño en el Parlamento Europeo para dedicarse más a la política interna española, renuncia que hará efectiva después de Semana Santa, por lo que el grupo inicial queda casi en su totalidad en manos de quienes no tuvieron escaño tras las elecciones, ya que el fiscal Carlos Villarejo renunció al escaño a los pocos días, Teresa Rodríguez lo hará para presentarse a las elecciones andaluzas, Pablo Echenique para ser candidato a las aragonesas e Iglesias renunciará cuando sea elegido candidato al Gobierno central. 
El último golpe de efecto ha sido publicar en su página web el listado de bienes y balance de las cuentas personales de los dirigentes de Podemos. No es algo especialmente relevante si se tiene en cuenta que es algo obligado para diputados y senadores, siguiendo lo que recoge la ley de Transparencia. Pero para los simpatizantes de esa formación política es un gesto de claridad que, creen, no se ven en otros partidos.
Tras el Debate se configura una UPyD con tendencia a la baja, aunque Rosa Díez sigue convencida de que dará la sorpresa, y un Ciudadanos en alza. Albert Rivera, sin representación en el Congreso, se ha mostrado muy activo para compensar esa falta de voz.
Este fin de semana se enfrenta a un reto en Madrid, elegir sus candidatos, y tendrá que demostrar si los militantes se inclinan por quienes llevan tiempo trabajando, o por recién llegados que sin embargo se han hecho un nombre gracias su participación en tertulias televisivas. El primer caso lo representa Jaime Trabuchelli, y el segundo la abogada Begoña Villacín. Rivera apuesta por ella, lo que ha provocado un malestar en las filas madrileñas de Ciudadanos, que pensaban que iba a tener en cuenta el esfuerzo realizado los dos últimos años en tiempos en los que era difícil encontrar simpatizantes de un partido al que ahora salen apoyos.
A este panorama hay que añadir la situación de Izquierda Unida, trufada de dirigentes que quieren arrimarse o fusionarse con Podemos, entre ellos el propio Alberto Garzón. Los pronósticos apuntan hacia la desaparición de esta formación que a lo largo de su historia ha sufrido distintas crisis, aunque ésta parece la insalvable. El tiempo dirá si tiene futuro.
El Debate es la oportunidad de mostrar a la opinión pública la realidad española desde diferentes puntos de vista, diferentes varas de medir. Los líderes políticos la han expuesto en función de sus ideologías y responsabilidades. Ahora, pasado el trance, lo que toca es mirar hacia adelante con las elecciones que, lo saben muy bien, determinarán muertes y supervivencias.