A las 10 de la mañana de este martes, el Instituto Regional de Investigación Científica Aplicada (Irica) tenía su entrada llena con un centenar de estudiantes procedentes de cuarto del colegio Ferroviario y de sexto del José María de la Fuente. Era la primera vez que las puertas de este instituto, una de las joyas para la investigación de la Universidad de Castilla-La Mancha, se abría a estudiantes de Primaria y lo hizo por la puerta grande con seis actividades de todas sus áreas para impartir una clase entre los científicos de la UCLM, los que indagan en tecnología de los alimentos, en física experimental, en Química o en Medicina y que desarrollan su trabajo en este espacio donde hay varias decenas de laboratorios.

«Todo me ha gustado», explicó Cristina Lozano, una de las alumnas del colegio Ferroviario que asistía a un experimento con aire y con electrostática. «Da impresión que cuando se le quita el aire a una bóveda es como una especie de pegamento», indicó la joven estudiante al referirse a un experimento desarrollado sobre la fuerza del vacío. «Me imaginaba que un laboratorio era así», señaló Hugo Fernández, compañero de Cristina.

«Es enriquecedor», comentó, por su parte, el investigador Javier Frontiñán, quien en su caso mostraba algo que habían visto ya los estudiantes, los microbios que habitan con nosotros pero al verlos aprenden aspectos claves como «la importancia de lavarse las manos y los dientes». «Es enriquecedor y salimos de nuestra rutina y zona de confort».

Clase entre científicos - Foto: Rueda VillaverdeLos estudiantes estuvieron acompañados por unos profesores que llevan varios meses preparando esta actividad en clase. «Es una actividad en el exterior y en la universidad» que les permite introducirles «al tema de la física», dijo Rafael Díaz, uno de los tutores de cuarto del ferroviario. «En principio, la actividad está hecha para que se diviertan y se lo pasen bien pero en la práctica ven lo que hemos aprendido en clase», comentó. Por su parte, Gabriel Carrasco, tutor de sexto en el colegio José María de la Fuente, recordó que estuvieron toda la mañana «con los ojos muy abiertos y con todos los sentidos». En su caso, lo dijo porque los estudiantes estaban en uno de los laboratorios de tecnología de los alimentos donde probaron y olieron diferentes sustancias para conocer lo básico. «Viendo su cara de alegría es una muy buena experiencia», argumentó.

abrir el centro. Carrasco hacía hizo referencia a una de las claves de este encuentro como es el desconocimiento que hay sobre este centro de investigación, el Irica, que es uno de los grandes recintos de investigación, por personal contratado y por el material que tienen, pero apenas se conoce por nombre. «Hemos querido abrir el instituto a la gente y que fueran los niños, para implicarles en la investigación», dijo la directora del instituto Esther Vázquez, quien expuso que para realizar la jornada de puertas abiertas ha sido necesaria la implicación de los trabajadores para que atiendan a los seis grupos en que se dividió el centenar de estudiantes en talleres de unos quince minutos cada uno. Vázquez recordó que los niños que ayer conocieron el Irica se lo transmitirán a sus padres para que sean conscientes que «invertir en ciencia es invertir en futuro».

Vázquez puso el acento en que esta iniciativa posibilita además que los investigadores de los distintos grupos se unan más puesto que el centro es «un instituto de investigación como tal en el que colaboramos entre las distintas áreas en aspectos de química, física o tecnología de los alimentos y esta actividad nos puede unir para trabajar juntos en investigación científica». Además apuntó a ese aspecto clave que debe ser mostrarse a la sociedad y «generar en los niños el amor por la ciencia» para que les vean «como un aspecto cercano, que les puede encantar y llenar».

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