Tenía 28 años cuando murió el 8 de diciembre de 2008 después de entrar en coma, ser intervenido dos veces y pasar por Urgencias otras tantas antes de ingresar en planta. Seis años y medio después, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 1 de Toledo ha dado la razón al abogado Felipe Holtado, que ha defendido la causa, y ha condenado al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) a abonar más de 131.000 euros (además de los intereses) en concepto de indemnización a los padres y hermanos del fallecido. Según la sentencia a la que ha tenido acceso La Tribuna, ha quedado acreditada «una pérdida de oportunidad terapéutica que indica una defectuosa asistencia sanitaria». Hubo una demora en el diagnóstico.
El joven acudió al hospital Virgen de Altagracia de Manzanares el 29 de noviembre de 2008 por cefaleas en la zona fronto-temporal y náuseas, que interpretaron en Urgencias como una cefalea «inespecífica». Ante la persistencia del dolor, vómitos y vértigos acudió de nuevo a Urgencias donde solicitaron un análisis de sangre tras pautarle analgésicos y gastroprotectores. Al día siguiente volvió y después de realizarle un TAC craneal fue derivado al hospital de Ciudad Real, ingresando en planta. El 5 de diciembre entró en coma.
Según la aseguradora del Sescam el fallecimiento se produjo por la grave patología que presentaba, señalando que «una asistencia precoz no hubiera evitado el fatal desenlace». A juicio de la compañía asegurada, fue correcta la asistencia sanitaria dispensada. (Más información en la edición impresa)