A partir de esta medianoche arranca la campaña electoral para suceder a Rajoy el frente del PP. Una carrera por la Presidencia que, tras la negativa de Núñez Feijóo a encabezar una candidatura de unidad, ha congregado nada menos que a siete aspirantes, si bien es verdad que Soraya Sáenz de Santamaría, María Dolores de Cospedal y Pablo Casado son los favoritos.

Todos ellos hicieron entrega ayer de sus avales en la sede nacional, en la calle Génova de Madrid, para formalizar sus candidaturas apelando a la militancia y los afiliados para que se registren y sean ellos los que decidan quién representa mejor los valores del partido.

La pugna entre la exvicepresidenta y la exministra de Defensa preocupa y mucho en el seno del PP por la fractura que pueda ocasionar. Algo que ambas quisieron descartar al ser preguntadas por la posibilidad de una integración de candidaturas. «Después del congreso tenemos que sumar para ganar, y de eso me voy a ocupar», aseguró Cospedal a los medios congregados, tras registrar los más de 3.200 apoyos que cosechó y que presentó rodeada de jóvenes «militantes de toda España», queriendo destacar su posición como representante de las bases.

«Tenemos que fortalecer al partido, y nada obsta para que hablemos antes, durante, y por supuesto después», comentó Sáenz de Santamaría, quien, en cambio, acudió exhibiendo músculo político acompañada por la exministra de Empleo Fátima Báñez, el exministro de Sanidad Alfonso Alonso, y uno de los hombres de confianza de Rajoy en el Ejecutivo, José Luis Ayllón.

La tercera vía la representa el que primero se presentó como candidato de la militancia, Pablo Casado, que aseguró que la suya es «la única candidatura que garantiza que el PP no se rompa», intentando recoger así el testigo que dejó caer Feijóo