Eduardo Barco espera seguir por el camino de la poesía visual

Diego Farto
-

El artista plástico aguarda la fecha para presentar de la mano de la BAM su primera aportación a la literatura

Eduardo Barco - Foto: /LT

El artista plástico ciudadrealeño Eduardo Barco tiene ya editado su primer libro, Pensamientos lineales, una obra que entra dentro de la categoría de poesía visual, un género fronterizo en el que la palabra se ve acompañada de formas y muchas veces es ella misma convertida en elemento gráfico más allá de su significado literal.

A la espera de una fecha para el acto de presentación de este volumen editado por la Biblioteca de Autores Manchegos (BAM), el autor reconoce su interés por este tipo de expresión, por lo que no descarta seguir en el futuro con este tipo de obras que mezclan los visual y lo literario.

En una conversación telefónica con La Tribuna desde Madrid, Barco reconoció que los contenidos de esta obra son «pensamientos que llevaba tiempo con ellos dentro de la cabeza», de hecho la línea es ya uno de los puntos de interés en los que se ha apoyado su trayectoria artística, tanto en pintura como en escultura.

El artista parte de la observación de que «la línea está en todos los ámbitos de la vida» y también es «el elemento gráfico más empleado en la representación de cualquier cosa, de cualquier forma. Es un elemento que nos rodea continuamente».

Barco recuerda que en el desarrollo de su trabajo plástico le ha llevado a toda una serie de reflexiones que son como «pequeñas historias, que son parte de mi y no creo que sean comentarios arbitrarios».

Grafismo existencial. En las páginas de Pensamientos lineales la palabra de Eduardo Barco toma en ocasiones la fuerza del simbolismo poético, otras veces es el chispazo reflexivo de un aforismo y en la de más allá el juego verbal de una greguería llena de sentido. Pero las mejores páginas son aquellas en las que sus trazos gráficos se alimentan y refuerzan con el significado de las palabras.

De hecho, es el propio artista quien enuncia «la escritura es una más de las infinitas adaptaciones de la línea», una idea que tiene continuidad en el diferentes páginas del libro, puesto que una y otra vez Barco se adentra en nuevos significados sobre la palabra línea para encadenarla a otras ideas. Algunas puramente gráficas; «una línea sin fondo ni campo está incompleta»; otras de acusado rasgo existencial, «al nacer destino dibujado. / para comprobar su certeza y comprender las líneas de mi mano debo esperar a morir / y que otra vida curiosa verifique si era cierto / el dibujo destinado»

Al mismo tiempo, el artista admite que por las características de la obra, su desarrollo podría dar lugar a una exposición sin demasiadas dificultades, pero al mismo tiempo hace la reflexión de que las imágenes que contiene el libro, «han de crecer de una forma que tuviera que ver con las palabras», comenta.

Aunque Barco hace tiempo que reside en Madrid, que es donde tiene su estudio, este libro nació en el verano de 2013 durante sus vacaciones en Ciudad Real, en un proceso de escritura y grafismo que le  llevó varios meses.