Había urgencias en el Manuel Trujillo, pero pudo más el miedo en la zona de descenso que la ambición en la parte alta de la tabla. El Villarrubia aprovechó la ansiedad de un Almagro arrítmico movido sólo por impulsos. La conclusión, un Villarrubia que vuelve a la zona de play off y un Almagro que cae a la última posición de la clasificación. Respiran los de Javi Sánchez y agoniza un conjunto rojillo que espera un nuevo timón.
Un error garrafal de Buda dejó el gol en bandeja para el Villarrubia como aperitivo en los inicios del choque. El central encajero retrasaba el balón hacia Astillero, pero ahí estaba Nando Copete para aprovechar el regalo y ceder en última instancia a Pituli para inaugurar el marcador. Ni siquiera el meta del Almagro, apodado ‘el santo’ por sus milagrosas intervenciones, pudo hacer nada en el partido de su regreso tras superar la fractura de vértebra que sufría el pasado mes de septiembre. Demasiado fácil para el Villarrubia.
La tarde tiraba hacia la tragedia para un Almagro instalado en zona de descenso, con un entrenador interino, Vicente Arévalo, al frente del conjunto tras la salida de Kiko Vilches, y que además no se podía sentar en el banquillo al no contar con la titulación necesaria. El Villarrubia se frotaba las manos y cicatrizaba sus heridas tras dos derrotas seguidas, y lo hacía además sin sobreesfuerzo, jugando con la ansiedad de su rival, que además veía cómo perdía a Juanpe por lesión. Al menos, el Almagro, con muy poca capacidad ofensiva, se marchaba al descanso con una diferencia salvable gracias a un Villarrubia demasiado conformista.
Más incisivo, sin precisión, pero con mayor intensidad, el Almagro buscó la igualada con más corazón que acierto. Estuvo cerca Mikel Prieto, pero Carlos le quitaba el balón en el último momento, y Alexis hizo actuar a Manolo Delgado, inédito hasta ese momento. Se respiraban mejores sensaciones para los locales en el segundo acto, sobre todo porque el Villarrubia, demasiado atenazado, no conseguía generar peligro con claridad, y más sin Pituli, que se marchaba lesionado. Pablo de Haro tuvo un mano a mano con Manolo que solventaba el portero visitante; apretaba el Almagro.
SENTENCIA. Eso sí, el Villarrubia tiene pólvora en sus botas y no desaprovechó la que tuvo. Astillero rechazaba un disparo de Carlos, pero el balón le caía a los pies a Nando Copete, que no perdonaba. La llama del Almagro se apagó: no hubo reacción en un equipo que necesita un cambio radical para escapar del grave problema en el que se encuentra.
Por su parte, el Villarrubia regresa a los puestos de play off y se reencuentra con la dulce sensación del triunfo.