Un día después de que Alemania decidiese suspender la venta de armas a Arabia Saudí por la muerte del periodista Jamal Khashoggi, quien habría sido asesinado por las autoridades de su país en el consulado de Estambul, el Gobierno de Angela Merkel instó al resto de Estados de la UE a que hagan lo propio, de modo que se mande un mensaje contundente a las autoridades de Riad por su implicación en este crimen.

En este sentido, el ministro germano de Economía, Peter Altamaier, consideró vital «llegar a una posición europea» conjunta, ya que, a su juicio, «solo si todos» los países «están de acuerdo, entonces eso impresiona al Ejecutivo saudita».

Así, el también vicecanciller y uno de los miembros del Gabinete de Berlín más cercanos a Merkel, remarcó que no tendría «ningún sentido ni efecto» que Alemania suspendiese las exportaciones y que, «al mismo tiempo, otros socios comunitarios llenasen ese vacío» manteniendo las operaciones.

A la espera de que los Estados se pronuncien, la Comisión Europea confirmó que, tras las apelaciones del Gobierno germano, se iniciaron una serie de consultas entre los miembros del grupo para determinar qué impacto tendrá la muerte de Khashoggi en las relaciones con Arabia Saudí.