En 1971 nacía el Centro de Documentación Teatral con la intención de convertirse en la memoria de las artes escénicas. En 1979, se pone al frente de dicho centro, César Oliva. En 1983, con Moisés Pérez como director, el CDT asumía la edición de la revista El público. Y a mediados de los ochenta entra en la era digital, en la que sigue centrada la actividad del equipo que dirige desde el año 2000 Julio Huélamo. A estas fechas, claves para contar la historia de este centro, se suma ahora la de 2014, año en el que el mundo del teatro, a través del Festival de Teatro Clásico de Almagro, le rinde tributo por ser «la memoria viva del género», dijo Natalia Menéndez, en la presentación de este homenaje que suma su duodécima edición.
El Corral de Comedias, el escenario más emblemático del Festival, fue el lugar elegido para esta primera vez sobre las tablas del Centro de Documentación Teatral. Al frente del reparto, su actual director Julio Huélamo, quien agradeció a la muestra que con actos como éste «haga visible la labor que cada día se realiza en el CDT».
Durante su intervención, breve, solo hubo espacio para el agradecimiento, sencillamente, porque todo lo que había que decir sobre el homenajeado, el CDT, ya lo habían dicho quienes le habían precedido delante del atril. Empezando por Andrés Peláez, quien también fue director de este centro «cuando estaba ubicado en el María Guerrero». Fue en el año 1993. De aquellos años destacó la labor de Lola Puebla «quien como una hormiguita fue recogiendo los primeros fondos del actual Centro de Documentación Teatral». Una labor que, aseguró, merece un homenaje por sí sola. Algo sobre lo que también incidió Cristina Santolaria, en el centro de 1998 a 2000, «dos años en los que me di cuenta que el teatro era mucho más que aquello que se estudiaba en los libros».
Imágenes del premio entregado ayer en el corral de comedias de Almagro./ - Foto: PABLO LORENTE La 'memoria' se convirtió en la principal protagonista de esta singular representación. Fue la palabra más repetida de la noche. No en vano es la filosofía sobre la que se levanta la institución. Una realidad que todos quisieron subrayar, especialmente Yolanda Pallín, a quien le correspondió hacer la laudatio, de la que se valió para recordar que el teatro «es mucho más que literatura, son documentos, actores, figurinistas, luces, escenarios, crónicas...». Un sinfín de elementos que se encarga de guardar cuidadosamente el CDT, dijo, para ir escribiendo, poco a poco, «nuestra historia».
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