La hora de la verdad

M.R.Y. (spc)
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Haddad se aleja de Lula para tratar de frenar a un Bolsonaro en ascenso que ha moderado su discurso más radical para intentar hacerse con la Presidencia del gigante sudamericano

A punto de cerrar una legislatura convulsa -en la que la presidenta electa, Dilma Rousseff, fue destituida por el Parlamento y el jefe del Ejecutivo más popular de las últimas décadas, Luiz Inázio Lula da Silva, entró en la cárcel en el marco de la trama de corrupción Lava Jato-, Brasil acude hoy a las urnas para buscar al sustituto de un mandatario, Michel Temer, que no solo no fue elegido por los ciudadanos, sino que puede seguir los pasos de Lula.

Hastiados con una clase política vinculada con el fraude o el lavado de dinero, los brasileños parecen decididos a castigar a los partidos tradicionales y a decantarse por un presidente visto por buena parte del país y de la opinión pública internacional como una amenaza para la democracia de una nación que consiguió acabar con la dictadura militar en 1985.

Y es que la más que previsible victoria del ultraderechista Jair Bolsonaro -que eso sí, en los últimos días ha visto bajar sus apoyos- se debe, más que a su aceptación, al rechazo del resto. Así sucedió en una primera vuelta en la que se impuso con un 46,03 por ciento de los votos y todo apunta a que repetirá éxito frente al candidato del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y Rousseff, Fernando Haddad.