El Alarcos cumplió ayer con su misión, adjudicándose la victoria en el último partido de la primera vuelta y también del año, previo al parón navideño. Se cumplió el guión y el líder del grupo se impuso con total comodidad a un modesto Maracena que apenas inquietó en el Quijote Arena (35-25), en un partido al que le faltó intensidad, emoción, calor en la pista y, sobre todo, en la grada, con un ambiente gélido en el pabellón por la escasez de aficionados y por la baja temperatura.  

Pero al margen de la mayor o menor calidad y calidez del encuentro, del que nadie esperaba mucho más, lo realmente importante fue que el Alarcos se marchaba de vacaciones en lo más alto de la clasificación, presumiendo de un título simbólico, el de campeón de invierno, que espera materializar en oficial allá por el mes de mayo. Se ganó, que era lo importante, sin lesionados, salvo un par de sustos de Fernando Mohíno, y con muchos minutos para los más jóvenes, con debut incluido del pivote Gallego.

El partido no tuvo mucha historia. Los granadinos, que presentaron un equipo muy joven y de poca envergadura, se dieron por satisfechos al aguantar con el marcador más o menos equilibrado  hasta el inicio de la segunda mitad (15-13), a pesar de que los locales hicieron algún intento de romper el choque en el primer acto. Sin embargo, el Alarcos no estaba por la labor de darle más vida a su rival y acabó por aplastarlo en cuestión de diez minutos (25-17), con exhibición goleadora de sus dos extremos, Jesús Herrero y Toni Fernández.

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