De comparsa a rey

JAVIER M. FAYA (SPC)
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El apoyo incondicional y solitario de ERC al discurso de fin de año del presidente catalán recuerda las dos legislaturas en las que Carod Rovira fue el gran soporte de los socialistas

De comparsa a rey

Por si alguien pensaba que Artur Mas tenía sus días contados en la Generalitat tras correr el rumor de que la pregunta de la consulta iba a ser ¿Quiere que Cataluña sea un Estado soberano?, con el enfado de una traicionada ERC, se equivocó, ya que solo pasaron 48 horas para que el president contentara a su socio, Oriol Junqueras, que le había prometido el día anterior que apoyaría los Presupuestos, y formulara dos cuestiones claras en las que se invita a la independencia. Tras el christmas del convergente en el que se alude al asedio de Barcelona en 1705, su amigo, curiosamente profesor de Historia, fue el único que aplaudió el discurso de fin de año de éste, que dejó para la crisis y los recortes antisociales muy pocas líneas, centrándose en el referéndum.    

Lo cierto es que la privilegiada posición de Esquerra, cuyo líder anunció que se vería en breve con el único escollo de CiU, José Antonio Durán i Lleida, deja bien a las claras el enorme poder que ha aglutinado un partido que no hace mucho estaba desahuciado, ya que hace tres años vio cómo se le esfumaba la mitad de los votos y pasaba de tener 21 escaños a solo 10.

La razón de semejante descalabro fue clara:no le había sentado nada bien formar parte de los dos Tripartitos que, entre 2003 y 2010, gobernaron Cataluña, y que se sustentaron en una ¿extraña? alianza con un partido en teoría constitucionalista, el PSC -liderado en 2003 por Pasqual Maragall y en 2006 por José Montilla-, y otro que no lo es, si bien no es tan radical como el grupo fundado en 1931, ICV, una especie de sucursal de IU, que, como sucede en Extremadura, poco control tiene. Las consecuencias fueron inmediatas: Joan Puigcercós, que arrasó en los comicios internos en 2008, tuvo que hacer las maletas, dejando al frente de la nave a un desconocido y novato Oriol Junqueras, el alcalde de un pueblo, San Vicente de Las Huertas, de poco más de 28.000 habitantes.

‘Montaña rusa’.

Así, la montaña rusa -es la primera fuerza política en cuanto a intención de voto- que es esta formación, vio cómo pasaba del riesgo de desaparecer en 1989 -Ángel Colom logró salvarla- a marcar el rumbo de la aventura secesionista de un Artur Mas que parece querer hacer Historia, y que, con los sondeos en la mano, tiene todas las papeletas para ser desalojado en los próximos comicios por un socio que, con gran inteligencia, optó por apoyarle hace ahora un año, pero sin mancharse las manos, ya que la crisis ha hecho que el Govern se vaya desgastando con medidas impopulares.  

También ha habido otro punto a favor para Junqueras en comparación con el hombre que, durante siete años, logró alentar el frente antiespañolista desde que nació el Pacto de Tinell en 2003, con Maragall,Carod Rovira, y es que tan extravagante personaje -capaz de ofender a los cristianos en Israel poniéndose una corona de espinas- estuvo salpicado por varios escándalos, como cuando pactó con ETA, a espaldas del socialista, que no matara en Cataluña, o metió la mano en la caja, favoreciendo a familiares -a un sobrino le dio una subvención de 26.000 euros-, o compañeros de partido. Como su gran valedor, Rafael Nubió, que estuvo percibiendo 40 millones anuales. Eran otros tiempos...