El hospital atiende 7 cateterismos y 3 infartos al dia

HIlario L. Muñoz
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Hemodinámica muestra unas cifras en aumento para un servicio sin listas de espera y atenciones en menos de un mes

El Hospital General Universitario de Ciudad Real es uno de los referentes en la atención a las personas que han padecido infartos u otros dolencias del corazón. Se trata de una intervención que se realiza en Hemodinámica, con prácticamente una cada hora de servicio y todos los días del año, según los datos aportados a La Tribuna por el jefe del área, el doctor Fernando Lozano. «Entre seis y siete cateterismos al día se realizan en todas las jornadas laborales», dijo, recordando que el objetivo es que la lista de espera sea inexistente en este servicio. «Para una cadera o un juanete puedes tener una espera de dos o tres meses, pero para Cardiología el criterio es que cuanto antes se trate a estos pacientes, mejor. «Nuestra lista de espera es de cero y máximo tardamos un mes».

En datos, durante el año pasado de esos seis o siete cateterismos hubo 777 angioplastias, un 4 por ciento más de las que hubo en 2016, e implicaron la colocación de 2.152 stent, los elementos que ensanchan las arterias. La situación es tal, comentó el jefe de Hemodinámica que existen pacientes a los que se les interviene a las 24 horas en que se descubre la arteria estrechada. Para hacerse una idea, desde Hemodinámica se tratan la mayoría de los casos con una angioplastia y solo en un 10 por ciento de las situaciones resulta necesario la cirugía en el quirófano.

Lozano argumenta que estas mejoras tecnológicas y la posibilidad de tratar enfermedades graves en apenas un día causa la problemática de que el paciente no sea consciente de los peligros que ha corrido. Por ejemplo, en Hemodinámica existe «un programa de cateterismos ambulantes» en el que los pacientes llegan en ayunas y se les hace la intervención vía radial, por la muñeca, de tal manera que «a las 14.30 o 15 horas se vuelven a casa». Este tipo de actuaciones puede provocar «la banalización de la enfermedad», ya que «el diagnóstico es sencillo, pero la enfermedad es grave». Con perspectiva temporal, se ha pasado de los años 50 y 60 en los que la curación tras un infarto era pasar «tres meses en la cama» a ahora que tras cinco días en el hospital, se regresa a casa y en una semana se puede hacer vida normal e, incluso, trabajar en un mes. «Eso tiene el peligro de que el paciente no entienda la gravedad de lo que le ha pasado y, si la causa de su infarto ha sido el tabaco, que siga fumando dos paquetes al día».

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