«El PP es el único que puede presentar un proyecto común»

Francisco J. Martínez
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Desde su llegada a la Presidencia del Partido Popular, Pablo Casado (Palencia, 1981), la formación conservadora volvió a un discurso más directo y claro dentro de sus postulados ideológicos.

¿Cuándo accedió a la Presidencia del Partido Popular pensaba que se enfrentaría a la situación actual con un Gobierno debilitado, el problema catalán radicalizado, la economía próxima a   estancarse...?

Ya en su momento, afirmé que una cosa bien distinta era sacar adelante una moción de censura a un partido en el Gobierno que sacó 50 escaños más que el PSOE y otra era intentar gobernar. A los pocos días de aquella moción, vimos cómo con sus débiles alianzas eran incapaces de aportar estabilidad a España en un único aspecto como el del techo de gasto.

Esta falta de acción la estamos comprobando con su actitud en Cataluña, ante un nuevo desafío chulesco de Torra, que lanza ultimátum, alienta a los CDR y no entendemos cómo Pedro Sánchez no es capaz de hacer valer los votos del PP en el Senado que le brindamos para activar de nuevo el artículo 155 de la Constitución Española, porque hay un auténtico chantaje que quienes verdaderamente sufren son la inmensa mayoría de los catalanes, que asisten al triste espectáculo de ver cómo quien debe llevar las riendas de un Gobierno, no gestiona en educación, sanidad, servicios sociales y sólo se dedica al enfrentamiento y a la división de la sociedad. Sánchez es rehén de los independentistas y de los herederos de ETA y no defiende con nitidez la unidad de España. No entendemos qué más tiene que pasar en Cataluña para que el Gobierno socialista ponga orden.

Con la economía, otro tanto. Cada vez que viene el PSOE al Gobierno, ya hemos visto cómo suben los impuestos, acaban con el crecimiento económico, y generan más paro. Y esto no lo podemos consentir: porque costó mucho volver a la senda de la recuperación, todo gracias al esfuerzo y sacrificio de los españoles y ahora vemos cómo tiran todo por la borda. Ahora mismo, el Gobierno no da más de sí: está agotado. Hemos solicitado la comparecencia urgente del presidente, que parece estar de visita en España.

En los próximos meses se enfrenta por primera vez a una cita con las urnas -elecciones autonómicas, municipales y europeas- como presidente del PP, ¿cuál es el reto que más le atrae?

Todas las elecciones son importantes. Además, presentar candidatos en el Partido Popular tiene una inmensa ventaja, la de poder sostener los mismos valores y principios en todo el país. Acabamos de salir de un congreso, se están renovando muchas estructuras autonómicas y municipales y tenemos muchas ganas de trabajar por el país, por los españoles.

Asistimos a un momento de enorme confusión y nosotros somos los únicos que podemos presentar un proyecto común, basado en la libertad, la persona, la familia, la unidad de España y la defensa de la Constitución. El Partido Popular está listo para volver al Gobierno: estoy seguro que son los españoles los que cada vez echan más de menos al PP.

Respecto a las elecciones municipales y autonómicas, tienen un componente muy importante: las mareas y los populismos llegaron a muchos ayuntamientos diciendo que venían a regenerar la política. Gracias a los apoyos del PSOE, lograron las alcaldías de muchas ciudades pese a que el Partido Popular fue la lista más votada. Han sido un enorme fiasco para los ciudadanos, que han visto cómo su inexperiencia, falta de seriedad, sentido común y rigor han terminado con años de crecimiento y mejora.

¿Cree que habrá convocatoria de Elecciones Generales de forma anticipada?

Sería lo deseable. Nos encontramos ante un Gobierno agotado, con dos ministros dimitidos y otros dos que deberían haber cesado en sus funciones, a los que la semana pasada se sumó la ministra portavoz, ocultando una propiedad en su declaración de bienes. No se dan cuenta que el baremo de la exigencia lo pusieron ellos: no aplicarlo ahora es una muestra de su cinismo.

El Gobierno del cambio que nos prometía Pedro Sánchez es un esperpento. No ofrece soluciones y crea problemas donde no los había. Además de la situación en Cataluña, ha acercado presos etarras al País Vasco, vemos cómo cae la confianza del consumidor, sube la luz, baja el número de turistas que nos visitan, han anunciado nuevos impuestos, nos hemos visto ante la peor oleada migratoria ilegal de la última década, intromisiones ante el poder judicial, un intento de hacer callar al Senado -con mayoría del Partido Popular- e incluso querer amordazar a la prensa.

Todos los economistas alertan de la proximidad de una nueva crisis, ¿qué medidas necesita en estos momentos España para no caer en un estancamiento de la economía?

Nosotros proponemos una revolución fiscal, con un IRPF por debajo del 40%, el de Sociedades debajo del 20%, eliminación del Impuesto de Sucesiones y de Patrimonio, que no se introduzcan nuevos tributos, como el del diésel y mucho menos del de las tecnológicas o las financieras. Esas medidas son las urgentes para evitar la desaceleración, destrucción de empleo y bajada de los índices de consumo. A todas estas recetas, hay que sumar una intensa agenda reformista. Apostamos por un mercado laboral flexible, que evite rigidez, que ha supuesto la creación de 500.000 empleos al año con la reforma laboral. La formación también es clave para la mejora de la competitividad: por eso, llevamos a cabo una completa reforma educativa. Y en este apartado, no podemos perder de vista los nuevos empleos que trae consigo la revolución digital, un reto que debemos liderar en la UE.

Los pensionistas siguen en la calle y los expertos aseguran que el sistema actual es insostenible, ¿es el momento de cambiar de modelo?

Siempre he mantenido una absoluta posición de respeto hacia los pensionistas, quienes además, en los peores momentos de la economía, han sido verdadero sostén de muchas familias, que no veían la entrada de más recursos. Lo primero que hace falta es creación de empleo y crecimiento económico para que se puedan revalorizar. El sistema está garantizado, pese a que nos lo encontramos quebrado en 1996 y en 2011 al llegar al Gobierno. Debemos luchar para que no se congelen, como también hizo el PSOE en el Gobierno. Lo más responsable siempre es decir que van a subir cuanto más se pueda, actualizar dentro del Pacto de Toledo, las mínimas y las de viudedad, como se hizo en la última etapa del Gobierno del Partido Popular. Entre todos debemos ver cómo hacemos este sistema sostenible, porque España tiende a seguir envejeciendo y pensar medidas lógicas y no electoralistas. Sólo con crecimiento económico conseguiremos asegurarlas.

¿Cree que el problema catalán tiene solución o está enquistado y volverá a estallar cíclicamente?

Lo primero que hay que decir es que hay determinadas formaciones políticas que están interesadas en vivir en el permanente problema catalán. Y el verdadero problema catalán, que es una desgracia, es no contar con políticos serios y responsables al frente de las instituciones que gestionen las competencias autonómicas de las que disfrutan. Por eso, es necesario reconducir el rumbo y aplicar de nuevo el artículo 155. Es el momento de hacer un nuevo llamamiento a los partidos constitucionalistas y decir un no rotundo a los chantajes de los nacionalistas, más cerca de los radicales y los violentos que nunca.

Hay que aplicar la Ley de Partidos, que especifica en su artículo 10 que, cuando de forma reiterada y grave su actividad vulnere los principios democráticos, o persiga deteriorar el régimen de libertades, pueden instar a la declaración de ilegalidad el Gobierno y el Ministerio Fiscal. El Congreso y el Senado podrán instar al Gobierno a que solicite esta ilegalización. Y además, desde el PP vamos a proponer una reforma de la Ley de Financiación de Partidos que impida que aquellos que alientan o justifican la violencia para la consecución de objetivos políticos puedan hacerlo con fondos públicos.

Sus mensajes son contundentes y directos sobre el problema catalán, ¿abandonó por completo el PP la línea del diálogo?

Pero para dialogar, hace falta disposición, no un chantaje: es el nacionalismo radical el primero que no quiere dialogar, como ya se demostró en el año que ha transcurrido desde el 1 de octubre de 2017. El diálogo y la voluntad de hablar se manifiestan en las Cortes; la actitud nacionalista está siendo la de impedir sesiones de control, dar cerrojazo al Parlament y la constante imposición, desde las aulas, con los ataques a los cuerpos y fuerzas de Seguridad, etc., etc. Hay que poner orden: hay partidos que están apoyando la violencia y la kale borroka que se practica en Cataluña: por eso, me sorprende que el Gobierno de Sánchez no aplique el artículo 155 y la Ley de Partidos.

¿Los dirigentes independentistas actuales, encabezados por Quim Torra, son interlocutores válidos o deben ser sustituidos?

La situación política en Cataluña es de crisis permanente. No ha transcurrido ni un año desde las elecciones del 21 de diciembre y vemos cómo se resquebrajan los apoyos de Torra. Día sí y día también se encuentran al borde de la ruptura y eso los ciudadanos lo sufren, porque no ven interés por resolver sus verdaderos problemas. Torra es la cabeza visible de una serie de irresponsables que no hacen otra cosa que poner obstáculos a la Ley, saltándose reglamentos, como ocurre en el Parlamento catalán, pero también alientan la violencia en las calles. Esto es un espectáculo muy triste que no se merece Cataluña. Los constitucionalistas debemos dar una solución conjunta: hay que recordar el espíritu del 8 de octubre -ahora que se conmemora justo un año- cuando más de un millón de personas se congregaron con banderas españolas, catalanas y europeas para pedir concordia, libertad y prosperidad económica, las mismas ideas que había expuesto el Rey Felipe VI en su discurso, que supuso la reivindicación de la unidad de España, la legalidad y la concordia en Cataluña.

Usted es un político al que le gusta el contacto con los ciudadanos, ¿qué es lo que más le transmite la calle en estos momentos?

Es necesario el contacto con los ciudadanos. Los políticos hemos de ser sus altavoces y escuchar sus demandas. Somos sus representantes. No tiene sentido esta labor sin contar con lo que nos trasladan muchas personas por la calle, en cartas, mensajes y redes sociales. Mucha gente nos transmite la ilusión al ver que somos muchos jóvenes, como sus hijos, los que empezamos a ocuparnos del presente y futuro de España.

Por último, ¿qué le pide al Gobierno de Pedro Sánchez?

Esto mismo que acabo de decirle: que escuche a los ciudadanos. No podemos vivir en el sobresalto permanente, con un Gobierno colapsado y un presidente que, en determinados momentos, parece de visita en España. Un Gobierno como el de Sánchez ya nació débil, por su manera de acceder al Ejecutivo, por eso si tuviera dignidad democrática solicitaría una cuestión de confianza para retratar sus apoyos. Si no los tiene, que convoque elecciones. Entiendo que no quiera hacerlo porque nunca se le han dado bien; pero un presidente de Gobierno debe tener altura de miras y pensar en el país, algo que Sánchez no ha hecho en ningún momento. Lo he dicho varias veces esta semana: la situación es muy grave -especialmente en Cataluña- o pone orden con el artículo 155 para el que le brindamos nuestra mayoría, o convoca elecciones y ya pondremos orden nosotros, porque cuando gobernamos a los españoles les va mejor.