¡Sí se puede!

Cándido de la Cruz
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Manzanares y Lanzarote empatan sin goles en el José Camacho en el primer envite de una eliminatoria que se decidirá el próximo domingo en suelo canario

El titular de esta crónica lo ponía ayer la afición del Manzanares, que al término del partido ante el Lanzarote gritó con intensidad un mensaje muy claro a sus jugadores: ¡Sí se puede! La ida de la primera ronda del play off de ascenso a Segunda División B se saldaba con un empate sin goles, un resultado que deja todo abierto de cara a la vuelta que se disputará el próximo domingo en tierras canarias, pero con la certeza de que seguir soñando es posible porque ayer el conjunto franjiblanco hizo méritos para conseguir un mejor marcador.

Había una sensación especial en el ambiente, la certeza de que el Manzanares afrontaba un partido diferente a todo lo vivido con anterioridad. Conscientes de este hecho y alentados por un José Camacho lleno a rebosar, los jugadores manzanareños saltaron como un ciclón intentando morder desde el principio. Pirri puso a prueba a un aparente inseguro Agoney, mientras que Moraga y Arroyo mostraban su explosividad por bandas y Santana peleaba cada balón en campo contrario como si le fuese la vida en ello.

La UD Lanzarote echó mano del músculo para equilibrar la batalla, y el Manzanares, sabedor de que era mejor bajar las pulsaciones y esperar el momento propicio, dosificó su esfuerzo. Aun así, los de Guillermo Alcázar echaron mano de uno de sus grandes recursos: las jugadas de estrategia. Pero ni las faltas botadas al área ni los saques de esquina surtieron efecto ante la corpulencia de los jugadores lanzaroteños.

Fue el cuadro visitante el que pudo adelantarse en un córner botado por Marcos que no encontró rematador a pesar de que Rosmen y Mauri estaban preparados para poner el 0-1 en el marcador. Sintió el público una punzada en el pecho y comenzó a gritar de nuevo con fuerza para ayudar al equipo a superar un tramo complicado del choque. Los de Arrecife no habían llegado de paseo a Manzanares con Rosmen al frente, un gigante que demostró con sus detalles por qué había marcado 25 goles en la Tercera División canaria.

El descanso sirvió para tomar aires y refrescar ideas. El Manzanares se veía obligado a explotar sus virtudes, y una de ellas tenía nombre y apellido: Raúl Castillo. El atacante cazó un balón en el área, recortó y disparó con rabia, pero el travesaño evitó que el primer gol del encuentro subiese al marcador.

La oportunidad de Castillo fue un ejemplo de lo que el Manzanares era capaz de hacer y asimismo el preludio del dominio y control del juego de los franjiblancos. Con Martín y Sevilla sobre el campo se daba mayor profundidad al equipo y las oportunidades siguieron llegando. Juanpe disparaba alto una buena asistencia de José Carlos y Martín, completamente solo en el área pequeña, no estuvo acertado al intentar controlar con el pecho y desaprovechó lo que hubiera sido una magnífica ocasión. Y en las postrimerías del choque una jugada de estrategia que acababa con un fuerte disparo de Pirri desde la frontal y una falta botada por el propio protagonista no encontraron el merecido premio.

Con todo, enfrente estuvo una UD Lanzarote que supo darle pausa al juego e incluso pararlo cuando más le convenía, además de ofrecer pocas concesiones al Manzanares. Parecía que los de Adolfo Pérez llevaban toda la vida disputando este tipo de partidos, y se marcharon sabiendo que la eliminatoria se decidirá en el Ciudad de Lanzarote. Pero el Manzanares demostró ayer que la segunda ronda del play off de ascenso no está tan lejos.