Mayasa fija la apertura de la planta de mercurio en 2017 y Castilseras cierra las cuentas con superávit

Ana Pobes
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El presidente de Minas de Almadén y Arrayanes, Fernando Murillo, muestra su satisfacción por conseguir que la planta sea pronto una realidad y que la finca pase de números rojos a beneficios

Minas de Almadén y Arrayanes S.A. (Mayasa) continúa trabajando en sacar adelante uno de sus grandes proyectos; la planta de estabilización de mercurio que servirá para el tratamiento de los excedentes de este material provocados por el cierre de las minas de mercurio en Europa. El proyecto ya ha superado todos los trámites administrativos y la empresa finalizará en los próximos días el estudio para conocer las características mínimas exigibles para los servicios de ingeniería de detalle y asistencia técnica. Se trata de un paso previo a la elaboración del presupuesto de las obras, incluido el equipamiento.

Esta planta, adherida al Centro Tecnológico Nacional de Descontaminación del Mercurio que también gestiona Mayasa, compañía que forma parte del grupo de empresas de capital público que componen la Sociedad Estatal de Participantes Industriales (SEPI),  supone un importante plan para la reindustrialización de la comarca, y podría estar ya en funcionamiento «como muy tarde» en el segundo semestre de 2017, fecha en la que Minas de Almadén y Arrayanes SA prevé ponerla en marcha. Así lo comentó a La Tribuna el presidente de Mayasa, Fernando Murillo, quien se mostró satisfecho por tener una fechas tras los continuos emplazamientos.

La construcción de la Planta de Estabilización de Mercurio está prevista en Las Cuevas, un paraje a diez kilómetros del casco urbano de Almadén donde está ubicada el antiguo almacén comercial para la exportación del mercurio, y que sería adaptado para la construcción del lugar de tratamiento.

A la buena noticia de que la planta de mercurio se encuentra ya en su recta final, se suma además la buena salud económica que vive la finca Castilseras y que por tercer año consecutivo cierra sus cuentas con beneficios. Con los datos encima de la mesa, Murillo recuerda que de encontrarse en números rojos con pérdidas que superaron el medio millón de euros, a día de hoy cuenta con «modestos beneficios», que en 2015 fueron de 40.000 euros y un año antes alcanzaron los 90.000. Esa tendencia es la que esperan mantener este año, pues a fecha del mes de marzo «ya se registró un leve superávit».

«Me siento satisfecho», dijo, porque el trabajo «bien hecho» y que se refleja en reconocimientos como el diploma de Wildlife Estates a Castilseras y que acredita «estar entre las mejores fincas de la UE». Un galardón, explica, que lo otorga la European Landowners Organitation (ELO) tras un análisis exhaustivo de las actividades de la finca.