Los locales de copas denuncian la «presión» policial que sufren debido a las continuas multas

Manuela Lillo
-

Los titulares de estos negocios pretenden aglutinarse en la Asociación Provincial de Hostelería para tratar de «hacer fuerza» en la defensa de los intereses de este sector

Los locales de copas de El Torreón llevan tiempo masticando su malestar. La ley antitabaco ya supuso un fuerte varapalo para sus negocios, al que se sumó después el contundente golpe que les asestó la crisis económica, que se tradujo en una reducción de su cartera de clientes. A todo eso, sus negocios sufren ahora otra circunstancia más: las multas que les impone la Policía Local. Sienten «la presión» de los agentes por las sancionen que les imponen y por eso, alrededor de una veintena de locales de ocio se están organizando para ampararse en la Asociación Provincial de Hostelería y «hacer fuerza» en defensa de los intereses del sector.

Algunos de los responsables de los locales han indicado a La Tribuna que el principal motivo de las sanciones está motivado por las consumiciones que se sacan a la calle por parte de los clientes, una circunstancia que les acarrea a ellos multas y que es «difícil de controlar», pese a que cuelgan carteles en los que se informa de esa prohibición. «Me dicen que contrate a un portero, cuando no genero ingresos suficientes y tengo que trabajar yo solo», comentó el responsable de uno de los negocios, quien matizó que las continuas advertencias para que no se saquen la consumición a la calle puede generar también malestar y la pérdida de su propia clientela.

Por contra, denuncian que, mientras que ellos sufren las multas, ven a jóvenes sentados en los bancos de la zona haciendo botellón y no son sancionados por la Policía. Estas circunstancias, unida a la baja clientela que vienen registrando en los últimos años, les ha llevado a reclamar soluciones para encarar, además, la temporada de verano. En este sentido, recuerdan la costumbre que existe en la tierra de salir a la calle en época estival debido al calor y temen que, si siguen sufriendo «el acoso» de la Policía, no podrán seguir adelante con sus negocios y tendrán que cerrar. «Sólo se registra algo de gente los viernes y los sábados y no pedimos libertinaje, sino que nos dejen trabajar», argumentó un propietario.

Por su parte, el concejal de Seguridad, David Serrano, aseguró que «no hay ninguna campaña de intensificación de la vigilancia» y explicó que los agentes intervienen cuando reciben quejas de los vecinos. No obstante, indicó que también pueden actuar de oficio si se registra un incumplimiento del horario de cierre o clientes consumiendo en la calle.

Aseguró que es un problema «complicado» porque requiere del acuerdo de ambas partes, tanto de los bares, con su derecho al negocio, como de los vecinos, que tienen derecho al descanso. En este sentido, señaló la necesidad de tener en cuenta «todas las sensibilidades» y afirmó que harán «un esfuerzo para tratar de buscar un punto intermedio» y «garantizar el bienestar de todos». Por su parte, desde la Asociación Provincial de Hostelería reconocieron las peticiones de ingreso, aunque no lo han achacado aún a una circunstancia concreta. En diversas ocasiones han demandado medidas contra el botellón.