El copago farmacéutico se convirtió en una receta más contra la crisis tras una prescripción por principio activo que, una vez generalizada, le empezó a ahorrar costes al sistema. Su entrada en vigor, en julio de 2012, lo hacía con el único objetivo de reducir el consumo de medicamentos. Los pensionistas empezaron a pagar por las prescripciones médicas -un 10% del precio del fármaco en cuestión, aunque con unos topes de 8,23, 18,52 y 61,75 euros en función de la renta- en el marco de un copago que surtió rápidamente efecto.
No en vano, en su primer mes de aplicación consiguió reducir el gasto farmacéutico en la provincia de Ciudad Real un 31,11 por ciento, lo que generó un ahorro de 4,2 millones (de 13,5 a 9,3 en un año) al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) que, en el conjunto de la región, tuvo que desembolsar 15,4 millones menos.
Sanidad se vio obligada a regular el procedimiento para devolver a los pensionistas su exceso de aportación por la adquisición de medicamentos y productos sanitarios. En este sentido, según los datos facilitados por el Sescam, la cantidad devuelta el año pasado por este concepto fue de 8.570.220 euros, mientras que en los dos primeros meses de este año fue de 1.335.048 euros.
Pero hoy, día en el que entra en vigor la orden de la Consejería de Sanidad publicada el pasado miércoles en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM), se acaba con el exceso de copago. Es decir, los pensionistas no tendrán que pagar más en las farmacias cuando hayan alcanzado el tope legal establecido en el Real Decreto Ley 16/2012 de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, elaborado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
«como prestamistas». «No usaremos a los pensionistas como prestamistas», argumentaba el portavoz del Gobierno regional, Nacho Hernando, sobre una medida que ha sido bien acogida por el Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Ciudad Real en tanto en cuanto redunda en el beneficio de los pacientes.
En este sentido, su presidente, Francisco Izquierda Barba, explica que «ya no tendrán que adelantar dinero a la administración (más de 700.000 euros cada mes en el conjunto de la región)» gracias a un sistema que «permite conocer al Sescam en tiempo real el gasto de cada paciente para calcular cuál debe ser su aportación».
Izquierdo Barba incide en que «al margen de las electrónicas, las recetas de papel tendrán que ser insertadas en el programa». «Hemos tenido que poner unos lectores digitales», apunta sobre un nuevo sistema electrónico que, más allá de los esfuerzos realizados por las 311 oficinas de farmacia de la provincia, es «positivo» para los pacientes.
Además, con la modificación normativa y funcional llevada a cabo, se va a «mejorar y agilizar» el proceso de facturación tanto para el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) como para las boticas. O, al menos, eso prometen.